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Opinión

La búsqueda de unos minutos de paz

El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, recuerda que tras las fiestas nos espera la Sevilla del 7 de enero con los mismos problemas de siempre

Carlos Navarro Antolín: La búsqueda de unos minutos de paz

Los últimos preparativos, el precio del marisco, el de los huevos que se ha disparado, los coletazos del sorteo de la Lotería, los horarios de la misa del Gallo, que dejan al de la cresta acostado y se adelantan a media tarde para gloria de la sociedad del confort; los menús cotizados de los grandes hoteles, los manuales para sobrevivir a las impertinencias en la cena familiar del año por excelencia…

Son los soniquetes de la ciudad que busca, ahora sí, la Nochebuena, cuando comenzó a hablar de las pascuas comerciales a finales de octubre. Se dice pronto.

Algunos llegan atorados, otros tratando de escapar a la vorágine consumista, y no falta quien tiene la esperanza en que alguien esté ya con la mente puesta en la ciudad del 7 de enero. Parecemos subidos en los caballitos de un eterno tiovivo donde los problemas son siempre los mismos, solo cambian los matices. La Sevilla de 2026 se nos viene encima cuando despedimos la de 2025 con polémicas que llevan años en nuestras vidas y que sobrellevamos a base de parches. Y de dinero, como el caso de las productividades de la Policía Local.

Podríamos citar muchas otras y formar un rosario con las cuentas pendientes.

Pero ahora son días de muros hacia dentro. Y, quizás, a modo de consejo, de pasear para eliminar excesos y buscar algún convento donde hallar unos minutos de esa paz tan necesaria en estos días. Hay muchos en pleno centro que son un oasis en la vorágine de ruidos y luces. Todo es más fácil, más sencillo, menos complicado y más natural de lo que nos imponen. Basta encontrar el oasis. Cada uno el suyo. Y esperar al 7 de enero.