Carta de sinceridad
Firma de Opinión del artista urbano Peithon

Córdoba
¿Cómo resumir todo un año de sensaciones y vaivenes en unas pocas horas? Si fuera posible, quizás una comida de Navidad bastaría para ponerse al día con tus seres queridos, en lugar de un psicólogo que te recorra desde tus raíces. En cualquier caso, con la verdad por delante. No tiene por qué brotar en palabras: las propias fachas delatan si decides desarmarte, dar un paso adelante con la indolencia de quien ya no esconde nada, con la incertidumbre de quien aún se supone con cuentas pendientes.
Uno es consciente de ser víctima y verdugo de sí mismo cuando, habiendo tenido la oportunidad de corregir su presente, decide actuar como tantos y tantos pasados atrás. Tragar y tragar hasta hacer bola, escondido en una trama cuidadosamente hilada, sabiendo que en algún momento la camisa de fuerza reventará, y aun así estirar sus brazos mientras rompe. Tan fácil la honestidad, evitar un más que vaticinado arrepentimiento…, pero si el sentido común falla es por obviar sinsentidos que agudizan.
Entre toda la mierda, toca construir, con cuidado de no tapar las huellas. Borrón y cuenta nueva, pero en estos casos mejor difuminar. Mucho que ofrecer en cuanto el objetivo final esté claro, las piernas preparadas para viajar, el corazón caliente para llorar cuando haga falta, y la mente endurecida para, llegado el momento (que llegará), caminar solo.

Peithon
Músico




