Elecciones andaluzas, lecciones extremeñas
Guardiola -como Arenas en 2012, como Susana Díaz en 2018- ha ganado las elecciones y ha perdido legitimidad política
La columna de Dani Cela: Elecciones andaluzas, lecciones extremeñas
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Andalucía
Juanma Moreno pretende usar la mayoría relativa del PP en Extremadura para repetir su estrategia de 2022 y capitalizar el miedo a Vox. No funcionará igual. El voto de cabreo va como un tiro
El 25 de marzo de 2012 el Partido Popular ganó las elecciones en Andalucía por primera vez en 25 años. Fue una victoria histórica de la derecha en un feudo inexpugnable, hasta entonces, del Partido Socialista. Al día siguiente, el diario ABC colocó en su portada una foto del ganador, Javier Arenas, junto a un titular que también quedaría en la historia: ‘Mayoría relativa, fracaso absoluto’.
En 2012, todo el voto conservador estaba concentrado en las siglas del PP. Arenas sólo podía gobernar con mayoría absoluta y no logró su objetivo.
En política es común ganar para perder y perder para ganar. Le acaba de pasar a María Guardiola en Extremadura, que adelantó las elecciones con tres objetivos: desbancar al PSOE como primera fuerza, alcanzar una mayoría absoluta y desquitarse de la presión de Vox. Sólo ha conseguido el primero de los tres, y más por la implosión del partido de Pedro Sánchez que por el examen que los ciudadanos han hecho de su gestión.
Guardiola -como Arenas en 2012, como Susana Díaz en 2018- ha ganado las elecciones y ha perdido legitimidad política. Hoy es más dependiente que ayer de la ultraderecha. Intentó emular al Juanma Moreno que, en 2022, se arriesgó a confesar en campaña que él estaba más cerca del centroderecha socialista que de la extrema derecha de Vox.
Extremadura deja algunas lecciones interesantes para las próximas andaluzas: el PP infravalora la potencia de arrastre del voto cabreado. Moreno pretende usar la victoria amarga de Guardiola para repetir su estrategia de 2022 y alimentarse del miedo a Vox. Pero el ciclo ha cambiado.
Para el PSOE de María Jesús Montero, la lección es otra: su electorado está desmovilizado, la motivación de los más fieles está en que no gobierne la derecha, pero ningún sentimiento negativo es pulsión de futuro.
Para Izquierda Unida, Podemos y el resto de partidos a la izquierda del PSOE, la unidad extremeña sería un ejemplo a seguir para cualquier analista allende las fronteras andaluzas. Aquí la unidad de la izquierda no cotiza. Y Vox… Bueno, Vox no necesita lecciones. El viento empuja sus velas y el momento histórico marca el rumbo hacia el pasado.
