Vuelven las fiestas de los pueblos

Zaragoza

Unas fiestas que llegan con fuerza, recuperándose casi a los mismos niveles que en 2019. La diferencia con las fiestas de entonces se centra en la incertidumbre que ha dejado esta crisis y que cambia las formas de contratación: se hacen en el último minuto por lo que pudiera pasar.

Adrián Grande, de la ganadería Hermanos Vela de Mallen dedicados a la cría de ganado y festejos populares, señalan que "solo tienen cerrado lo del verano, falta septiembre, pilares y lo de final de año". Una situación que se vive en otro sector como el de las orquestas. Dani Santibañez apunta que "está todo parado porque hay un poco de miedo".

A esto se añade otro factor, con la inflación los gastos suben, lo que también dificulta a la hora de hacer presupuestos con la contratación de barras y discomóviles por ejemplo. Alejandro Lobez, reconoce que antes "cerraban presupuestos a principios de años contando lo que podía subir la vida, pero ahora es difícil saber lo que va a pasar de aquí a 15 días".

A pesar de todo como señala Jesús Acín desde Pirotecnia zaragozana, están trabajando sin parar, casi como en 2.019. Los feriantes también notan que la gente tiene ganas. Iván Sada espera que tras las "fiestas descafeinadas del año pasado, este 2022 puedan volver a la normalidad".

Sin embargo, esta alegría que viven ahora, no se parece en nada a lo que han padecido en estos 2 años con un sector completamente parado. Muchos no han podido sobrevivir y, los que han quedado, han tenido que adaptarse.

La ganadería de Mallén por ejemplo tuvo que reducir sus cabezas de ganado, sacrificando a 60 animales. A pesar de las ayudas que han recibido, que son pocas, han tenido que buscar otras fórmulas porque todo no se puede repercutir en el precio. Otros, tuvieron que tirar de trabajos que nada tenían que ver con lo que hacían habitualmente para poder mantenerse, además de tirar de todos sus ahorros.