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Ecce Homo de Borja, diez años de una 'chapuza' convertida en icono pop internacional

Hace una década, salía a la luz lo que se definió como un 'hecho incalificable', la desafortunada intervención de Cecilia Giménez en el fresco del Ecce Homo de Borja (Zaragoza) transformando la pintura en una imagen grotesca. Una década después, recibe 10.000 visitantes anuales.

Ecce Homo

Zaragoza

No se sabe muy bien por qué Cecilia Giménez, una mujer del pueblo aficionada a las manualidades, se había atrevido a iniciar el proceso de restauración sin contar con permiso alguno. Tal y como declaró ella misma entonces, el párroco de la localidad, Florencio Garcés, por cierto, procesado años después por un desfalco en la parroquia, le había dado permiso. "Siempre que hemos visto que se estaba cayendo la pintura lo hemos arreglado. El cura lo sabía, cómo lo voy a hacer sin que se supiera", aclaraba entonces una apurada Cecilia.

Lo cierto es que intentó retocar la cara del deteriorado Ecce Homo del Santuario de la Misericordia pero la pintura comenzó a escurrirse por la pared llena de humedad. En vista de que aquello no parecía arreglarse, decidió dejarlo secar mientras disfrutaba de un viaje del IMSERSO que ya tenía contratado. Lo que Cecilia no imaginaba es que Manuel Gracia, director del Centro de Estudios Borjanos , se toparía con la chapuza antes de tiempo. La publicación del Centro levantó la polémica en el pueblo.

Tardó unos días en aclararse quién había sido la autora de semejante despropósito. El olfato periodístico de la corresponsal de Heraldo de Aragón, Elena Pérez Beriain, hizo que la crónica de una periodista local consiguiera poner a Borja en el mapa del mundo. "Ha venido mucha gente a Borja, al santuario, está en el mapa del mundo, que más satisfacción para mi, una pobre señora que no quiso hacer una cosa mal hecha", reconocía años más tarde la propia Cecilia.

Cecilia Giménez atendiendo a los medios internacionales.

Cecilia Giménez atendiendo a los medios internacionales. / Cadena SER

Pero lo que pocos pensaron es que los medios nacionales se volcaran de lleno con el hecho, dándolo a conocer en medio mundo. A partir de ahí, 10.000 visitantes anuales llegados de todo el mundo, proyección en medios a nivel internacional, una ópera estrenada en Nueva York, vinos con el nombre del Ecce Homo y un plan de márquetin en Borja para aprovechar al máximo el fenómeno mediático. "Puso en el mapa a Borja a nivel internacional", afirma hoy el alcalde de la ciudad, Eduardo Arilla, poco después de atender una entrevista de la BBC.

La que no puede disfrutar de la efeméride es la propia Cecilia que ya no está para entrevistas. Pasa lo que ella misma califica como sus últimos años en una residencia de Borja que financia a los más ancianos más necesitados precisamente con los ingresos que genera el Ecce Homo. Beneficios para el mismo pueblo que convirtió la imagen de una restauración fallida en un icono por a nivel internacional.

"La presión que vivió Cecilia tras la restauración le produjo una crisis de ansiedad", asegura el alcalde

Eduardo Arilla es ahora el alcalde del municipio, pero hace 10 años era presidente de la comarca. En los micrófonos de La Ventana con Marta del Vado, ha reconocido que "fue un momento complicado de gestionar": "En el momento en el que se conoció que esta restauración fallida no concluida había sido obra de Cecilia Giménez todo cambió. Pasamos a verlo de otra manera, porque es un amor de mujer, muy querida y todos sabemos que tiene una vida complicada. Aunque no por eso se puede permitir el lujo de estropear una obra de arte, pero tal y como ella dice, no lo pudo terminar debido a que el eco de noticias que se sucedieron entonces por todo el mundo, convirtiéndolo en un fenómeno mundial imposible de parar".

Eduardo Arilla, alcalde de Borja, sobre el Ecce Homo

Respecto a la salud de Cecilia, a sus 91 años, el alcalde ha señalado que "se encuentra ahora en una residencia pública de Borja junto con su hijo, con quien comparte una habitación, y está muy feliz. Es lo que ella deseaba. La presión que vivió los primeros meses después de la restauración le ocasionó una crisis de ansiedad, pero a pesar de ello recibía a todos los medios y atendía a todos los visitantes. Antes era una persona querida en el pueblo y ahora es querida en todo el mundo".

Por último, respecto a cómo ha afectado este fenómeno al pueblo, Arilla indica: "Con el patrimonio artístico tan rico que tenemos esto no era una buena noticia, pero ahora ya ha pasado a ser algo más. El Ecce Homo vino para quedarse y ya es parte de nosotros".