Comer saludable en fiestas es posible
El pollo al ajillo un plato rico en proteínas e idóneo para estas fechas de verano, por su largo tiempo de conservación
Pollo al chilindrón, un plato rico en proteínas. / Marta Ortiz
Zaragoza
Agosto parece un mes complicado para cuidarse. El calor, las vacaciones y su falta de horarios, las fiestas patronales… En los mejores casos, solemos recurrir a ensaladas rápidas que pocos nutrientes nos aportan. En otras ocasiones, nos dejamos llevar por comidas rápidas, con excesos de aceites dañando nuestro colesterol y afectando a nuestro estado de ánimo, ya delicado por el calor.
Pero si profundizamos un poco en el tema de la mano de los expertos, comprobamos que esto es un falso mito. Podemos, perfectamente, estar en la playa todo el día o toda la noche de fiesta y sentarnos a comer platos caseros, de calidad y con altos beneficios para nuestra salud.
Pollo al ajillo para San Lorenzo
En nuestro programa Hoy por Hoy Zaragoza, hemos hablado con nuestra nutricionista, Teresa Olivan Usieto. Aprovechando que las calles de Huesca lucen blancas y verdes, nos ha contado un secreto, su receta especial de conejo al ajillo. Plato típico para los laurentinos el día de su patrón.
El pollo es una de las mejores carnes que hay desde el punto de vista nutricional y gastronómico. Por su riqueza en proteínas y su versatilidad gastronómica. Es bajo en grasas y rico en agua, lo que lo hace bajo en calorías, y en fosforo, siendo bueno para los riñones. Su alto porcentaje en vitamina A es beneficiosa para la visión. Sin duda, el pollo es uno de los productos que no puede faltar en nuestra nevera.
El guiso de pollo al ajillo tarda días en ponerse malo, es más, como sucede con la mayoría de los guisos, incluso coge más sabor cuando dejamos pasar unos días. Terea nos recomienda cocinarlo uno o dos días antes de que lo vayamos a consumir y lo dejemos en la nevera, así cuando lo necesitamos, lo calentamos y listo. Su receta secreta es:
En una sartén ponemos a dorar unos dientes de ajo y cuando estén listos, los retiramos y sofreímos el pollo en diferentes tandas. Una vez sofrito, en otra sartén, calentamos el aceite y ponemos a calentar trozos de jamón. Se retira una vez tostados y en el mismo aceite se añade ajo cortado y cebolla fina. Será cuando la cebolla está dorada, el momento de añadir el pimiento verde picado. Mientras se sofríe todo, cortamos a trozos pequeños el tomate, lo dejamos escurrir bien y lo añadimos a la sartén. Todo bien cubierto de tomate, añadimos el pollo, el jamón y un pimiento rojo asado. ¡Ya tenemos nuestro guiso listo!
Entre los consejos que nos daba nuestra nutricionista, “si el pollo es de corral, hay que echarle más tomate, así podremos untar más en pan”. En caso de que el pollo no sea de corral, nos recomienda añadirle tomillo o romero para darle un sabor aún más especial.