Ocio y cultura

Ángel Guinda descansa ya en el mismo cementerio en el que Bécquer le cantó a la muerte

Trasmoz (Zaragoza) acogió el pasado sábado una emotiva ceremonia en la que se depositaron las cenizas del poeta en el camposanto a los pies del Moncayo

Las cenizas del poeta Ángel Guinda ya descansan en el cementerio de Trasmoz (Zaragoza)

Zaragoza

El poeta aragonés, Ángel Guinda, fallecido el pasado mes de enero, descansa ya en el cementerio de Trasmoz, tal y como era su voluntad. Es el mismo camposanto que, un siglo y medio antes, inspiró al escritor Gustavo Adolfo Bécquer a reflexionar sobre la trascendencia de la muerte en una de sus 'Cartas desde mi Celda'. Un camposanto sencillo, acostado a la pies del Moncayo que sigue guardando, junto al de Litago, la esencia del Romanticismo que inspiró al poeta. Allí es donde Guinda decidió que debían reposar su cenizas y allí el sábado se cumplió su deseo.

Arropada por poetas, escritores, y sobre todo amigos, su viuda, Raquel Arroyo, fue arrojando las cenizas en el interior de un monolito que representa dos pequeñas casas diseñado por el escultor Ricardo Calero, "una de las caras mira al Moncayo y en la otra está grabado el epitafio de Ángel Guinda", explica Trinidad Ruiz Marcellán, editora de Olifante.

Representante del 'Neoromanticismo'

Trini relata la emotividad del momento al cumplir la última voluntad de uno de los mayores poetas aragoneses que nos dejó en el mes de enero de este mismo año. "Había expresado ese deseo de reposar en el cementerio de Trasmoz". A Guinda le inspiró este camposanto que, 150 años atrás, había llamado la atención de Gustavo Adolfo Bécquer al que impactó la humildad de un cementerio sencillo

De hecho Trini relaciona a ambos poetas que fallecieron enamorados de la magia del Moncayo "sus orígenes están precisamente en Bécquer y el Románticismo que en esta tierra tanto ha calado, Ángel podría ser el nuevo representante del neoromanticismo". Si Bécquer describió al camposanto con una mirada de melancolía, "es imposible ni aun concebir un sitio más agreste, más solitario y más triste, con una agradable tristeza, que aquél", Guinda le cantó a Trasmoz, "cuando anochezca en mi como un día cualquiera, acércate a Trasmoz para ver el Moncayo bajo un cielo de estrellas". El mismo cielo bajo el que descansa ya Ángel Guinda.