Salud y bienestar

Por cada persona que se quita la vida, seis quedan gravemente afectadas

Las familias piden una respuesta inmediata por parte de salud mental y que se rompan los estigmas sociales porque hablar de suicidio sigue siendo tabú.

Jornadas 'Hablar de suicidio sí previene' celebradas en el Espacio Joven de Ibercaja (Zaragoza) / Eva Sánchez Ballesteros

Zaragoza

Por cada persona que se quita la vida, seis quedan gravemente afectadas y el impacto de la pérdida se extiende a más de un centenar de allegados. En Aragón, durante el año pasado se quitaron la vida 115 personas. Las familias piden una respuesta inmediata por parte de salud mental y que se rompan los estigmas sociales, porque hablar de suicidio sigue siendo tabú.

Son las secuelas que deja tras de sí el fallecimiento voluntario. Lo hay más allá del hecho. Isabel Irigoyen, psiquiatra y coordinadora de la estrategia de prevención del suicidio en Aragón, habla de lo que hay más allá del hecho, el sufrimiento de los que se quedan "los familiares sufren una auténtica tragedia, es una malestar y una tristeza desgarradora, con lo cual muchos de ellos también están en riesgo. Por cada suicidio hay seis personas que lo están pasando francamente mal, están gravemente afectadas".

¿Pude hacer algo?

Pero el impacto se extiende más allá del círculo más cercano y puede llegar a afectar a más de 125 personas que, de una u otra manera, quedan afectadas. Y eso se produce porque es una muerte "que no se asimila de la misma manera" y genera muchos sentimientos entre los allegados, especialmente la culpa, "esa persona ha buscado la muerte y el entorno se queda con muchas dudas, se siente culpable, empieza a repasar los últimos minutos que ha pasado con esa persona para tratar de detectar si había alguna señal, muchas veces en un intento vano", explica la siquiatra.

El estigma social que rodea al suicidio

Y otro de los problemas a los que se enfrentan las familias es al estigma social que rodea al suicidio y que todavía pervive. Lo saben muy bien familiares como Sara. Su relato es el de muchos porque sabe de primera mano lo que es convivir y despedir a un suicida. Su madre se quitó la vida hace cinco años. Fue un proceso que, tal y como apuntaba la psiquiatra, responde al hecho que tras el 90 por ciento de los intentos autolíticos hay un trastorno mental.

Para Sara y su familia esto supuso un gran impacto sicológico que, denuncia, no tiene una respuesta inmediata para las familias. "Ni siquiera los médicos que vinieron a certificar la muerte de mi madre, al verme en una esquina llorando, pudieron decirme a qué servicios de la Seguridad Social podía optar a nivel de salud mental". No hay una respuesta inmediata y el acceso a un tratamiento en salud mental "puede tardar ocho meses", un periodo en el que el duelo se hace insoportable.

Y tampoco ayuda a las familias el estigma social que rodea el suicidio, "yo lo normalizo bastante. Para mi que mi madre muriese por suicidio es como el que muere por cáncer o cualquier otra enfermedad. Pero muchas veces necesitas desahogarte y hay gente que no es receptiva, te cambia de tema, te lo evita".

Paso a paso Aragón, el legado de Eva

Pero también ayuda el hablar con personas que han pasado por lo mismo. Para ello está la asociación Paso a Paso Aragón, integrada por familiares y enfermos de salud mental. En 2020, Eva, la hija de dos de los socios se quitó la vida y decirle adiós sacudió a toda la asociación. Decidieron entonces crear un grupo de ayuda mutua para familiares y en pocos días se sumaron siete personas.

Y aquí es dónde afloran los sentimientos, "el miedo, el sentimiento de culpa: si hubiera dicho...si hubiera hecho....yo soy amiga de Eva y el sentimiento de culpa me cuesta gestionarlo y eso que han pasado dos años", explica Pilar Cervera es su presidenta

Policías frente al suicidio

Guillermo Pablo y Paula Remartinez son policías nacionales de Zaragoza. En febrero del año paso consiguieron persuadir a un joven de 21 años para que desistiese de su intención de quitarse la vida, "hablamos con él, nos fuimos acercando y le di un abrazo". Un momento crucial en el que los dos agentes fueron capaces de conectar con el chico para que cambiase la percepción del terrible momento por el que estaba atravesando.

Una momento en el que los agentes consiguieron que el chico asumiese que hay otras salidas, "después de la actuación, nos comentó que, en ese momento, él no hubiera hecho lo que tenía pensado hacer".

Adolescentes y mayores, los más afectados

Un intento con final feliz a un problema que cada vez afecta a más jóvenes, pero no olvidemos que hay otro colectivo al que golpea duramente el suicidio. En Aragón una de cada tres personas que se quita la vida tiene más de 70 años, "en los adolescentes estamos viendo un crecimiento exponencial de las ideas de muerte y las autolesiones, pero en Aragón tenemos otro problema que son los mayores de 70 años, no podemos descuidar este grupo de población", añade Isabel Irigoyen.

Testimonios que se pusieron sobre la mesa en las jornadas 'Hablar de suicidio sí previene' celebradas en el Espacio Joven de Ibercaja coordinadas por la periodista Camino Ivars.

 
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