La Cincomarzada vuelve a darle brillo al movimiento vecinal de Zaragoza
Miles de personas devuelven el esplendor a esta celebración, que mantiene vivas las reivindicaciones de los barrios y el espíritu festivo de la ciudad
Zaragoza
El parque Tío Jorge ha acogido, después de tres años, una celebración del cinco de marzo similar a las que la ciudad estaba acostumbrada. Multitud, nubes intermitentes de humo aceitoso que dejan las enormes sartenes y las cazuelas a pleno rendimiento, estilos musicales atronadores que se confunden y pancartas sociales, ecologistas, comunistas, vecinales, olor a churros, longaniza y decenas de grifos sirviendo bebidas desde mucho antes de las 10 y media de la mañana. Es un encuentro entre vecinos donde los cabezudos tienen reservado su rincón para fotografiarse y "encorrer" a los pequeños, donde el sol ha ido despojando de los abrigos polares a los participantes desde media mañana. Corrillos a cada paso en los que se habla al oído porque la megafonía no deja otra opción, la hierba alfombrada de mantas a cuadros con todos los que muerden con afán su bocadillo de panceta y peñistas que invierten unas horas en preparar, para sus amigos, un buen rancho.
Se acabaron por fin las restricciones en esta fiesta, en la que, como una metáfora de la liberación, apenas se puede maniobras por los paseos, donde las familias demuestran su destreza esquivando obstáculos con los carritos de bebé. Hoy se estrena, mientras todavía retumba la última asesinada en Villanueva, el rincón violeta en el Tío Jorge. Discursos vecinales, políticos, y concierto ochentero de Los Mirindas, que han ensayado varias veces el tema Aire" de Pedro Marín. Para felicidad de todos, ese ha sido el único "aire" en el parque en esta jornada, a la que suele estar invitado como una tradición más.