Sociedad | Actualidad

La cara B de las fiestas: alcohol y drogas

La Policía Local de Zaragoza activa una campaña de detección de alcohol y drogas desde este lunes 14 hasta el domingo

Motor

Zaragoza

La edad de inicio en el consumo de alcohol y drogas es cada vez más temprana. Según algunas estadísticas la sitúan en 13 años. La manera en la que beben de forma más habitual los jóvenes es "el atracón", es decir, la ingesta de varias copas en menos de dos horas.

"Muchos adolescentes salen a edades más tempranas, porque hay una anticipación de todos los procesos, de salir, de tener pareja, entre otras. Hay mayor permisibilidad", apunta la psicóloga Patricia Blasco. Considera "que la sociedad permite conductas que hace unos años eran impensable, como consumir marihuana en la terraza de un bar, que ahora está normalizado".

Según los expertos entrar en una adicción es fácil en edades tan tempranas, donde los adolescentes empiezan a socializar y les puede la presión de grupo. Así lo detalla Blasco: "Las drogas se convierten en la forma rápida de pasarlo bien, de evadirse o ser menos tímido. Se torna en una poderosa herramienta".

Desde la Asociación de Alcohólicos y Adictos Rehabilitados Cinco Villas, su presidente, Félix Lahuerta, advierte de que lo que puede empezar con una cerveza, puede acabar con consecuencias importantes, sobre todo para los menores. "Existen padres que les compran la bebida para que les salga más barata, y así 'beben algo pero afortunadamente no se drogan'... bueno, pues es un rito iniciático que puede tener problemas; que da paso a otras sustancias incluso al juego".

Lahuerta insiste en que la línea entre ambas adicciones es muy fina: "Dos cervezas quitan el freno de mano, digamos, para otras sustancias; para un juego. Una persona que esté en una máquina cuando entramos a un bar tiene las dos manos ocupadas: en una lleva las monedas y en la otra lleva la cerveza".

Asímismo, los expertos destacan que estos días los comas etílicos colapsan las urgencias de los centros de salud. Beber en exceso es una decisión que, dice Lahuerta, puede conllevar graves consecuencias, especialmente en jóvenes de menos de 25 años, cuando aún no se ha formado la corteza prefrontal del cerebro.