CHA denuncia la adjudicación con baja temeraria del servicio de comedor social del Albergue de transeúntes
Para la coordinadora Sonia Alastruey, la oferta es anormalmente baja y hay que asegurar la calidad del servicio y de los menús
Huesca
Como informó recientemente Radio Huesca, el Ayuntamiento de Huesca ha adjudicado la gestión del comedor social del Albergue de transeúntes por un periodo de un año y un importe de 56.000 euros, cuando la cantidad que desde la parte técnica municipal se había considerado adecuada para el concurso ascendía a 149.000 euros, casi tres veces más que la cifra por la que se ha adjudicado.Para Sonia Alastruey, coordinadora de CHA-Uesca, es evidente que se ha llevado a cabo la adjudicación a una empresa que ha realizado una oferta anormalmente baja, por lo que dudan que se lleve a cabo el servicio de manera adecuada y satisfactoria.
Recuerda, además, que es un servicio que en su momento se externalizó aduciendo insuficiencia de medios del Ayuntamiento de Huesca y para ofrecer un servicio más especializado y de calidad.
Se trata de un servicio de pensión completa, desayuno, comida y cena los 365 días del año, mediante la elaboración de los menús en las propias instalaciones de un centro, dentro de las prestaciones básicas con las que se facilita la pensión alimenticia a los usuarios que pernoctan en el Albergue de transeúntes y a aquellas personas que, aun no siendo transeúntes, son derivadas por los profesionales de Servicios Sociales al comedor social para cubrir sus necesidades básicas.
Alastruey considera que “hay que asegurar la calidad de este servicio, de los menús que se sirven y la cantidad de estos, y con esta oferta es muy dudoso que esto ocurra, por lo cual pedimos a los responsables municipales que estén vigilantes para el cumplimiento de lo establecido en los pliegos del concurso”.
Desde CHA insisten en que es imprescindible dignificar a los usuarios de los servicios sociales, y eso empieza por prestar un servicio adecuado en instalaciones adecuadas, y el albergue municipal ni siquiera cuenta con espacios separados hombres y mujeres, ni la posibilidad de atender a personas con mascotas. “Es necesario convertir este espacio en un verdadero centro de acogida para personas en situación de exclusión, no solo dirigido a personas transeúntes, también a familias con menores, o personas en situación de soledad no deseada, posibilitando también el acompañamiento de mascotas, todo ello para trabajar la inclusión de forma integral”, concluye Alastruey.