Cómo se vive el Ramadán desde una mezquita de Zaragoza
Una festividad religiosa que prohíbe comer con la luz del sol, cuando se hace de noche comienza el 'Iftar'
Conociendo más de cerca el Ramadán desde una mezquita de Zaragoza
Zaragoza
Cerca de 40.000 musulmanes celebran el Ramadán en Aragón. Una festividad religiosa marcada por el ayuno cuando brilla la luz del sol. Cuando se oculta, comienza el desayuno, como llaman los islámicos a poder comer, al ser su primera comida.
El Ramadán es uno de los pilares sagrados para los musulmanes. En lo divino, es la revelación de los textos del Corán al profeta Mahoma. En lo terrenal, esta celebración prohíbe comer o beber durante el día.
"Es un mes para juntarse con la familia y los amigos. Son cinco rezos es en el que empieza el ayuno, suele ser una hora y media antes del amanecer. No se podrá comer hasta el cuarto rezo que coincide con la puesta de sol", explica Mohamed El Fathi, joven de la Comunidad Islámica de Zaragoza
No solo afecta al comer y al beber. Por ejemplo, no se debe "hablar mal de la gente, no mentir ni tener relaciones sexuales con la pareja". El Fathi añade que es "una conexión directa con Alá se aleja de los placeres mundanos".
En Zaragoza, hay más de diez mezquitas. En una de ellas, en el barrio Oliver, la mezquita Jalid Ibn Albualid, que acoge a más de 200 fieles. Antes de la ruptura del ayuno o el 'Iftar', la mezquita reparte comida a los que menos tienen y a todo el que quiera. Un trasiego de entrada y salida que terminará con la puesta de sol. Este día, el 'Iftar' toca a las 19.12 horas de la tarde.
Este 2024, el Ramadán es del 11 de marzo al 9 de abril, algo que cambia cada año según el calendario lunar, que siguen los musulmanes. Una fecha este año mucho más agradable, nos dicen, porque los meses que toca Ramadán en verano se les hace cuesta arriba. Es cuestión de acostumbrarse nos cuentan en esta mezquita. Más complicado es compaginar los rezos obligatorios con el trabajo.
Mohamed ha tenido suerte porque "le gusta trabajar en el mes de Ramadán". Afirma que tiene la facilidad, a la hora de los rezos, de poder acudir a la mezquita "que la tiene cerca del trabajo".
Otros, sin embargo, tienen más problemas. "Hay otros hermanos que no tienen la facilidad. No les permiten hacerlo, o no encuentran en el espacio. Hay amigos que les da vergüenza y lo hacen en el almacén", explica.
Como tradición, tras romper el ayuno primero se toma un dátil. Después toca rezar y reunirse en comunidad. A esta mezquita vendrán más 100 hombres y mujeres a rezar. Una fiesta que dicen... quieren compartirla con todos los aragoneses y zaragozanos.