Javier Lambán presenta hoy, jueves, su libro «Una emoción política», en el que echa la vista atrás a su trayectoria política y lanza propuestas de futuro. El 23 de abril, Día de Aragón, recibirá la Medalla de Aragón. Unas memorias que ha escrito entre septiembre y febrero, y en el que, asegura, ha hecho «más un ejercicio de historiador que de político». En una entrevista en La Rebotica, en Radio Zaragoza, ha adelantado que pondrá a disposición de su partido su cargo de senador autonómico. «Lo de senador autonómico parecía algo aparejado a mi condición de expresidente pero ya adelanto que, ante la próxima Comisión Ejecutiva regional, que me imagino que al año que viene por estas fechas ya estará en ejercicio, pondré mi cargo a disposición y entenderé que otro compañero o compañera designado senador», ha afirmado. Mientras, el PSOE en Aragón, ha asegurado, seguirá cumpliendo los plazos para su renovación. En una mirada nacional, Lambán cree que es necesaria una segunda Transición en 2036, que pase por grandes acuerdos entre PP y PSOE y una reforma de la Constitución, hacia un Estado federal. Para el centenario del inicio de la Guerra Civil, defiende Lambán que «debemos hacer un esfuerzo ingente todo el país para que lleguemos al año 2036 celebrando una concordia nacional, celebrando el éxito de una nueva Transición, no con el espíritu de 1936 sino con el espíritu de 1978; esa es mi opinión y hacia ahí tenemos que dirigir todos nuestros esfuerzos». Y con una reforma de la Constitución que refuerce las comunidades autónomas: «Hay que federalizar este país para impedir la deriva de a la que nos llevan Cataluña y el País Vasco, que es antiigualitaria, que como socialista rechazo» porque «socialismo y nacionalismo son agua y aceite y creo que tenemos que cerrar las heridas de la Guerra Civil y el Franquismo». Sin embargo, en el presente, apunta a que el país está en «un momento convulso, complejo y de desconcierto». Y cree que hace falta una «reacción cívica». Una deriva que no solo afecta a la política nacional sino también al PSOE, cuya «etapa de oro» es la que lideraron Felipe González y Alfonso Guerra. El libro no es «anti Sánchez», ha querido evitar críticas, aunque recuerda que mantiene con él discrepancias. «He hecho más un ejercicio de historiador que de político». Sostiene que «mi relato es bastante fidedigno y claro, cómo lo viví yo, qué acontecimientos se fueron produciendo y desvelo cuáles son mis discrepancias, que son profundas, dejando absolutamente claro que Pedro Sánchez gobierna el partido con la mayoría de los militantes y que yo estoy en minoría desde hace 9 años». Para él, hay futuro en el PSOE: se fija en Emiliano García - Page, pero no da más nombres. En la segunda parte de este libro de memorias, defiende el legado de sus dos gobiernos en la comunidad autónoma, no solo del PSOE sino el de las otras formaciones políticas con las que gobernó: Chunta Aragonesista, PAR y Podemos. Entre sus páginas, no hace autocrítica al despliegue, por ejemplo, de las renovables, aunque escribe que «el paisaje es uno de los elemento más valiosos del patrimonio y es una obligación estatutaria protegerlo». «Se hizo todo ajustado a la ley y atrocidades, ninguna» y «lo que tenemos que hacer es un gran acuerdo político y eso el PSOE y el PP lo tendrían que poner entre los primeros de sus deberes para que la energía renovable sea uno de los factores fundamentales del desarrollo aragonés del futuro, de atracción de inversiones». «Y para que no haya trasvases de energía en el siglo XXI para que no se repita el colonialismo energético del siglo XX». Y añade que «en este momento, me preocupa más el trasvase de energía que el trasvase del Ebro, fíjese lo que le digo». La escritura de este libro fue una propuesta de la editorial La Esfera de los Libros. A ella ha estado dedicado entre septiembre y febrero, entre el tratamiento contra el cáncer.