Exitosa vigésima edición del descenso de nabatas por el Gállego
Ha sido un año con más caudal que los anteriores por lo que ha sido fundamental la pericia de los nabateros
Huesca
Numerosas personas acudían a lo largo de todo el recorrido para ver in situ la XIX edición del descenso de nabatas por el río Gállego, aunque especialmente acudían a la salida en la playa de Murillo. En esta ocasión se ha podido realizar un buen descenso, con mejor caudal que en años precedente. Antes de la salida de las nabatas se ha realizado un homenaje a Ángel Marcuello, "nabatero de secano" como se define por su ayuda durante estos 20 años sin ser de los que se suben a la embarcación.
Volvían a bajar una nabata de tres trampos con ocho nabateros y una de dos trampos con cinco nabateros. Este año se han incorporado cuatro nabateros nuevos que han trabajado para poder tener las embarcaciones listas un año más. También ha participado como invitados Leo Part, presidente de la Associació Maeros del Xúquer y Enrique Climente de navateros de la val de Echo.
Durante el descenso el buen caudal ha supuesto un mayor esfuerzo porque en las curvas la corriente les empujaba hacia el lado exterior del río con el peligro de chocar con las piedras de ese lado, situación que se ha dado en dos ocasiones en la nabata de tres trampos. Este peligroso choque ha provocado que se soltaran dos maderos laterales que ha habido que atar sobre la marcha con gran pericia de los nabateros.
Se ha necesitado especialmente habilidad puesto que algunos troncos no estaban en buen estado por este motivo se está realizando una recogida de fondos para renovar la madera nabatera aprovechando el numeroso público para vender nudos nabateros, chapas, vinos y otras recompensas que pueden obtenerse a través de la página web www.riogallego.org.
El descenso se ha desarrollado sin más incidentes aunque ha precisado de toda la experiencia y pericia de los nabateros.
Han salido consecutivamente. Ambas salidas han sido muy adecuadas, con una buena toma de corriente que ha puesto a prueba la habilidad y el equilibrio de los nabateros. El público ha sentido de cerca el riesgo y la emoción que conlleva esta práctica.
Hay que tener en cuenta que cada trampo pesa más de una tonelada y hay que tener cuidado en su manejo para mantener el equilibrio y no poner en riesgo la seguridad de los nabateros y nabateras.
Ambas nabatas han pasado bien los dos pasos complicados anticipando con mucha distancia las maniobras necesarias para conseguirlo.
El público presente en el puente de Murillo ha visto la gran velocidad que coge la corriente al concentrarse por un canal estrecho de agua que se forma entre la cimentación del puente y ha aplaudido con emoción.
El segundo paso conocido como "la lavadora" también ha tenido público que se las ha apañado para llegar hasta ahí y ver este complicado paso por el trazado del río con curvas y bloques de piedra caídos que también se ha sorteado con destreza y rapidez.
En ambos pasos y en otros lugares con más oleaje la nabata se hunde parcialmente remojando bien a los nabateros.
Este año es de destacar la numerosa presencia de “piedras lloronas” por las que el agua pasa por encima sin que se puedan detectar hasta que están casi encima y pueden provocar embarrancar la nabata, situación que no se ha dado gracias a la atención de los nabateros.
En esta ocasión también los nabateros han estado astutos para poder parar las nabatas en la zona de "a barca" de Santolaria para cumplir con la tradición de una pequeña parada para reponer fuerzas en donde también numeroso público acompaña el almuerzo nabatero.
Para finalizar se ha realizado el último tramo con unos rápidos y una curva complicada en la zona del molinaz en la que también hay que esquivar la pilona del antiguo puente medieval conocido como "pontaz". La llegada por al Puente de Hierro abarrotado de gente que aplaudía y vitoreaba ha sido muy emocionante.
Ambas nabatas han realizado una vuelta pinta-coda que visualmente es muy atractiva y que supone un último esfuerzo nabatero.
La parada final en la playa aguas abajo del puente también ha precisado de habilidad para parar.
Este emocionante descenso ha demostrado la consolidación de este referente turístico en la Comarca de la Hoya de Huesca, que ha contado de nuevo con mucho público tanto en la salida y en el Puente de Murillo de Gállego como en la llegada en el puente Santa Eulalia. En los pasos de los puentes y en la llegada, los coches han llenado toda la carretera y las playas aledañas para ver pasar las nabatas.
La climatología ha acompañado con su buen tiempo a los nabateros durante todo el recorrido, agradeciendo su trabajo en estas duras condiciones.
Para mejorar la seguridad se ha contado con dotaciones de bomberos de la Diputación provincial de Zaragoza y de la Diputación provincial de Huesca para aumentar la seguridad, así como del club de Aguas Bravas de Murillo de Gállego que ha bajado con sus instructores y los jóvenes alumnos y alumnas que han dado colorido a la bajada.
Este año ha sido especial también por ser el primer año que bajan habiendo sido declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco y también coincide con la celebración de la fiesta de la victoria contra el pantano de Biscarrués que continuará con más actos los próximos fines de semana.
Antes de la salida, el numeroso público que acompañaba a los protagonistas de la jornada ha conocido la historia nabatera del río Gállego, documentada desde la edad media, y ha podido conocre de cerca el trabajo realizado con los berdugos, barreros, remeras, acopladeras y trampos.
La espera en el puente de Hierro y la salida ha estado amenizada musicalmente por el grupo os Gaiters d´a Tierra Plana que ha entretenido la espera.
A la llegada a la playa los familiares han abrazado efusivamente a los nabateros y tanto vecinos de la zona como público han podido fotografiarse y felicitarlos en persona por el buen descenso realizado.
Este rato se ha alargado más de una hora pues muchas eran las personas que querían llevarse este recuerdo en forma de fotografía.
Una comida popular en Biscarrués de convivencia y celebración del éxito tanto del descenso de nabatas como de las Jornadas del río Gállego ha puesto el broche de oro a estos intensos días de trabajo nabatero en la Galliguera.
Este descenso ha estado acompañado por compañeros nabateros de la Val de echo y también de la Comunidad Valenciana.
Un día también para la reivindicación, como indicaban desde la organización “en estos tiempos de desmanes contra el medio ambiente reivindicamos este trabajo nabatero que siendo respetuoso con la naturaleza ayudo a construir catedrales, palacios y armadas invencibles y un majestuoso patrimonio que podemos disfrutar en las ciudades de toda España”.
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