Sociedad

Pepe Melero: "La Romareda es el espacio de nuestros sueños"

El zaragocista y bibliófilo lleva toda su vida ligado a este espacio cuya demolición empieza hoy

Una imagen reciente del Fondo Sur de La Romareda / S. Fuertes

Zaragoza

"Toda mi vida está unida a la Romareda". Podría ser el comienzo de un libro, pero en realidad es solo el de una conversación, la que mantenemos, horas antes de que empiece la demolición del estadio con alguien que lo ha vivido muy de cerca. Pepe Melero, registrador de la propiedad de profesión, pero bibliófilo y zaragocista por devoción y pasión, nació sólo unos meses antes que la Romareda. "Mi padre ya me llevaba de pequeño -nos cuenta- y luego ya me aboné y hasta hoy, toda la vida he ido a la Romareda". Y son 67 años ligados a este espacio que no duda en calificar como "el lugar de nuestros sueños", "allí -subraya- hemos vivido el mejor de nuestros sueños y también algunas horribles pesadillas", como los casi 12 años que lleva el Real Zaragoza en segunda división.

Aún así, la memoria es selectiva, y puestos a recordar, Melero se acuerda de lo bueno. "recuerdo los 8 goles que les metimos al Español, al Sevilla, 8 a 1, en las temporadas del 85 o el 86, los 6 a 1 al Madrid o el 6-3 al Barcelona"...todo eso, resume, "nos dió mucha felicidad, nada es comparable a la felicidad que da el fútbol".

Melero ha visto a jugar a casi todos. "Vi jugar a Maradona, a Di Stefano, a Pelé...a todos" y recuerda anécdotas sin parar como aquella en la que, jugando el astro brasileño, se rompió la porteria y hubo que parar el partido.

"Durante muchos años, dice, la Romareda -con una capacidad de 42 mil espectadores- se llenaba. Y pasaba muchas veces". Y esto podía ocurrir porque parte de los espacios del estadio estaban diseñados para estar de pie, por ejemplo el gol norte, conocido entonces como "el de la Feria de Muestras", era de pie, y en cambio "el gol Jerusalén" como se llamaba al gol sur, justo el que se derriba ahora, sí incluía butacas.

Romareda de romero

La Romareda empezó en un barrio del mismo nombre cuando apenas empezaba a desarrollarse esta zona de la ciudad, pero su nombre no se debe a el, sino a la planta que crecía próxima a una acequia y que abundaba por este enclave, el romero. "Por eso pedí -recuerda Melero- al Ayuntamiento que plantará en las zonas ajardinadas esta hierba leñosa y aromática para recordar de donde venía el nombre del estadio". Le hicieron caso, y ahí sigue plantado.

Más difícil es que se cumpla otro de los deseos de este zaragocista, "que el REal Zaragoza suba a primera división y tenga un equipo como el que se merece la cuarta ciudad de España" exige, porque sino, advierte, "el nuevo estadio por muy moderno y bonito que sea no servirá de nada".