Población contaminante sin depuradoras y cambio climático, los grandes enemigos de los ríos del Pirineo

Jaca

La calidad de las aguas de los ríos del Pirineo está en entredicho y el verano es la época más crítica. Las razones, explica Juan Terradez, investigador del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático, son diversas pero todas muy relacionadas con el aumento de las temperaturas, la reducción de las precipitaciones, y la contaminación generada por las aguas vertidas al río sin depuración por una población que se multiplica en verano.

Las sequías y los períodos de estiaje más largos tienen un efecto directo en la composición química de las aguas, ya que al disminuir la cantidad de agua aumenta la concentración a la que se encuentran los contaminantes, disminuyendo la calidad de las aguas.

Y en los factores contaminantes directamente relacionados con el consumo humano tiene mucho que ver el retraso de la depuración de aguas. La directiva de la Unión Europea establece que los Estados miembro deben disponer de sistemas de recogida para todas las aglomeraciones con al menos 2.000 habitantes equivalentes. En el Pirineo, sigue sin cumplirse esta normativa. El Gobierno de Aragón confía en cumplirla en 2027, cuando las tres últimas grandes depuradoras del Pirineo, la de Villanúa, la de Boltaña y la de Aínsa deberían estar en funcionamiento.

El Observatorio Pirenaico del Cambio Climático apunta también a otras acciones como la de recuperar la ganadería extensiva para contribuir a la gestión forestal que cada vez requiere de más recursos hídricos. Es sólo uno de los aspectos que tratan en su proyecto LIFE-SIP PYRENEES4CLIMA, en el que están inmersos hasta 40 socios de todo el territorio pirenaico transfronterizo.