La reciente DANA que azota el país ha dejado graves secuelas, afectando especialmente al Monasterio de Piedra y al municipio de Cimballa en Aragón. La crecida del río Piedra, descrita como de «proporciones inimaginables» por Mario Lozano Anguita, ingeniero de montes y adjunto a dirección del Monasterio, ha superado la máxima histórica registrada hace solo un mes, agravando los daños previos causados por las fuertes lluvias del mes de septiembre. En Cimballa, la fuerza del agua ha destruido carreteras, cunetas y muros, incluyendo divisorias de parcelas y viviendas. «Toda la carretera en dirección al Monasterio de Piedra está completamente destrozada, con planchas de asfalto apiladas una sobre otra y muros gruesos derribados como si fueran de papel», señaló Lozano, destacando la devastación en infraestructuras y propiedades. Además, el parque infantil y el albergue municipal quedaron sumergidos, con el agua alcanzando hasta la segunda planta del albergue. En el Monasterio de Piedra, la situación es igualmente crítica. Según su adjunto a dirección, la crecida de ayer duplicó la máxima histórica de septiembre de 2024. «Toda la finca ha sido afectada, con árboles caídos y caminos impracticables. Es un océano; no ha quedado nada en pie», describió. El daño incluye la destrucción de puentes, caminos y muros centenarios, borrando los trabajos de reparación realizados tras la riada del mes pasado. La magnitud de los daños es alarmante y la capacidad de retención de agua del suelo está al límite, lo que preocupa a los expertos de cara a futuras precipitaciones. «Cualquier agua que caiga de aquí en adelante, hasta primavera, da miedo que ocasione lo mismo», afirmó Lozano, reflejando la incertidumbre que enfrenta la población. Los profesionales continúan evaluando los daños y explorando soluciones para reconstruir las áreas afectadas, mientras se mantiene la alerta ante posibles nuevas inundaciones.