Azúcar, el veneno del siglo XXI
La Federación Internacional de Diabetes prevé que para 2.045, 1 de cada 8 personas la padecerán
Rosa Magallón, profesora titular de medicina de Familia/ Cristina Pueyo
Zaragoza
¿Qué no lleva azúcar? Las verduras, la carne, los pescados, las legumbres y los frutos secos. Alimentos que, insisten los nutricionistas, debemos de tomar a la vez que nos advierten, constantemente, del riesgo para la salud de los procesados y de los ultraprocesados. Dice la OMS que no deberíamos superar los 25 gramos de azúcar al día. Una cucharada de café ya son 10, pero si miramos las etiquetas de lo que consumimos, muy probablemente no veremos el azúcar, y si maltodextrina, dextrosa y otros componentes igual de peligrosos. Las consecuencias de esto nos lleva a enfermedades como la obesidad y el sobrepeso que pueden derivar a su vez en diabetes.
El viernes pasado fue el día de la Diabetes y este lunes ha comenzado la semana del azúcar para concienciar sobre las consecuencias de su abuso. La Federación Internacional de Diabetes prevé que para 2045, 1 de cada 8 personas en el mundo la padecerán. Es decir, va a aumentar un 46%, y los culpables son la vida sedentaria y, sobre todo, nuestra forma de alimentarnos.
¿Cómo evitamos el azúcar? Señala Teresa Olivan, médica Internista y nutricionista, que hay muchos alimentos que tienen los "llamados azúcares escondidos y son muchísimos más de los que nosotros pensamos como por ejemplo el ketchup. Curioso porque es un producto que a priori se come con alimentos salados y que en cambio lleva una gran concentración de azúcar. Pero también tenemos otros que llegan con una publicidad engañosa o semi engañosa porque nos pone sin azúcares y luego en pequeñito aparecen añadidos". Otro de esos peligros está en el zumo de naranja que lleva "muchísima azúcar derivada de la propia fruta".
Al final, la clave está en leer las etiquetas, "hacernos detectives de supermercado, para analizar y ver que el azúcar no solamente es glucosa, sino que también podemos tener otros derivados". El azúcar, por otro lado, hace más agradable la ingesta de un alimento. Además, cuando tenemos picos de estrés y consumimos azúcar se eleva el cortisol, lo que hace que nos apetezcan alimentos poco saludables, son los "alimentos chatarra".
Diabetes
Desde la Universidad de Zaragoza se están llevando a cabo varios estudios para mejorar la calidad de vida de los pacientes diabéticos. Rosa Magallón, profesora titular de Medicina de familia, está al frente de algunos de ellos que cuentan con financiación europea. Así por ejemplo, están desarrollando uno en Monzón con el grupo de investigación en atención primaria que "forma a formadores para que luego estos enseñen a los pacientes a mejorar sus habilidades dietéticas".
Pero no es el único, desde el Grupo de Nutrición del Profesor Moreno, se trabaja en otro proyecto que pretende detectar de forma temprana esta diabetes y por eso "se realizan actividades formativas intensivas, estructuradas e individuales con las familias sobre dieta saludable algo que favorece no sólo a los padres, sino también a los niños".
Y entre todos esos estudio también tienen en marcha uno relacionado con la España vaciada. En este caso, además de tener dificultades para el acceso de los servicios sanitarios, servicios sociales o educación, se suman dificultades también en el acceso a una alimentación fresca. "Este problema se vió agravado con la COVID, donde es más complicado que lleguen este tipo de alimentos como pescados, carne, frutas o verdura creándose los denominados"desiertos alimentarios".
El problema hoy en día, como apuntaba Magallón, es que "se come rápido y hemos optado por otro tipo de comida que no nos beneficia abandonando la dieta mediterránea, y cada vez se instaura más en generaciones jóvenes". La diabetes es una enfermedad con mayor prevalencia y hay que "buscar estrategias más allá de la moda para consumir más fruta y verdura y menos comida rápida".
Desde la asociación de diabetes de Aragón realizan muchos talleres para pacientes con diabetes y sus familiares y entre ellos, pautas para detectar posibles nuevos casos, porque hay muchos sin diagnosticar. Entre los síntomas "tener mucha sed, perder peso o cansancio".