El Casco, en ruinas
Los representantes de las plataformas vecinales de Zaragoza piden un plan para salvar las viviendas más antiguas del centro
Reunión de vecinos 181124
Zaragoza
El jueves los vecinos del Gancho denunciaron en este programa el estado del edificio de la calle Pignatelli, 76, expropiada por el Ayuntamiento meses antes. Tuvimos acceso a las imágenes del interior que ellos mismos grabaron. Uno de los vecinos, Óscar, contó en el programa que la situación de la vivienda ocupada en la que vivían unas cincuenta personas, entre ellos algunos menores, "es insalubre, están los contenedores de la luz al aire, cae agua de las tuberías sobre ellos, hay excrementos en el suelo, botellas con orines. Es infrahumano". Al día siguiente, los bomberos de Zaragoza y la policía desalojaron el inmueble y lo cerraron por ser declaro de ruina inminente. Pero no acaba ahí la cosa. Los vecinos denuncian ahora que pasa algo parecido en los números 69 y 48, y en Zamoray 2 y 4.
En la reunión de vecinos de esta semana, Constancio Navarro, representando a la Unión Vecinal Cesaraugusta, y Arturo Sancho, de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza, cuentan cómo están muchas de las casas del Casco. Navarro cuenta su experiencia cuando sirvió como funcionario en el Ayuntamiento a finales de los años ochenta, donde se encontró con el estado de ruina de muchas de las casas. "Las viviendas más antiguas están construidas en adobe y se sustentan sobre madera. El uso de las calles, además, ha evolucionado con la llegada del tráfico a las ciudades, cuyo pesó ya debilitó en su día los cimientos de las casas". Arturo Sancho ha denunciado que "existe una dejación de funciones con respecto al planteamiento de lo que debe ser el Casco Histórico de Zaragoza. Como ejemplo está el PICH, Plan Integral del Casco Histórico, que ya ni existe, pero con el que se abordaron temas de urbanismo y vivienda". El diagnóstico actual, concluyen los representantes de las plataformas vecinales, requiere de una coordinación de instituciones, incluso la intervención del gobierno de la comunidad, además del resto de agentes que da vida al Casco. Si no, añade, nos vemos abocados a contemplar el derrumbe de las casas más antiguas, que son centenarias, además de mayor presencia de delincuencia, droga y prostitución, sobre las que las asociaciones de los barrios llevan años pidiendo al Ayuntamiento que dote a sus calles de mayor seguridad.
Lamentablemente, esta situación la viven todas las ciudades de España; aunque ha habido intentos por recuperar los cascos con más éxitos que otros. Barcelona o Bilbao han sido ejemplos de ciudades con grandes zonas históricas donde se ha podido intervenir a tiempo.