El Punto Crítico, de Alberto Castrillo-Ferrer: "No hay punto más crítico que el punto medio"

Zaragoza

Primeros copos de nieve en Londres y París, primeros fuegos de chimenea, primeros vahos en los cristales… noches largas y tiempos de reflexión. El invierno tiene, como el teatro, la capacidad de permitirnos mirar hacia nuestro interior. Nos regala momentos para ser espectadores de nuestra propia vida, ya llegará el frenesí primaveral y el dinámico verano, tiempos para hacer, para moverse… para gritar.

Ahora no, ahora es momento de parar, de pensar, de recordar y leer. Leer. Qué lujo poder vivir otras vidas. Es tiempo de profundizar en el pensamiento, de rascar la superficie rancia del blanco o negro, del rojo o azul, del “o conmigo o contra mí” y quizá llegar a conclusiones inesperadas. Sin miedo.

En estos momentos de parada táctica me doy cuenta de que el punto medio es la opción más arriesgada, la más incómoda, la más difícil de defender, la más punki. Caminar por el alambre de la vida requiere determinación, valentía y equilibrio (mucho) para no caer… en este caso en la tentación de tenerlo todo claro y de saber de qué va la vida, de pontificar engolando la voz. El alambre es duda, es pregunta, es presente. No hay punto más crítico que el punto medio.