Sociedad

La economía aragonesa ha evolucionado en 2024 mejor de lo inicialmente esperado

CEOE Aragón cree que se podría cerrar el año con un incremento del PIB del 3,1%, aunque hay perspectivas de desaceleración para 2025

Benito Tesier, Félix Longás, Miguel Marzo, Fernando Luna y Juan Ciércoles, en la presentación del balance de CEOE Aragón / Nuria Garces Ramon

Huesca

En el conjunto del año 2024, la economía española y la aragonesa han tenido una evolución creciente, mejor que la inicialmente esperada y por encima de la media de la Zona Euro. Este buen comportamiento se ha basado en la positiva evolución del consumo público y privado y del comercio exterior en España, aunque en línea descendente en Aragón en la parte final del año. Son algunos de los datos extraídos de la presentación, por parte de CEOE Aragón, del balance de la economía aragonesa de este año y previsiones para 2025.

Los responsables empresariales de Aragón indicaron que en los últimos meses se mantienen los indicadores positivos de consumo y producción de todos los sectores de actividad, aunque la inversión empresarial muestra todavía debilidad.

Algunos factores que caracterizan la evolución de la economía son: la desaceleración de la inflación, la ralentización de la demanda externa, el sostenimiento del mercado laboral, el aumento de la regulación y la persistencia de los riesgos geopolíticos.

La moderación de la inflación, tendiendo al objetivo del 2% en 2025, ha llevado a los bancos centrales a avanzar en la senda de rebaja de tipos de interés, favoreciendo las condiciones de financiación.

El comercio exterior, ha mostrado un freno en la parte final del año en la Comunidad Autónoma, lastrado por la debilidad de la demanda de los países de la Unión Europea, principales clientes de nuestras exportaciones. Se ve además afectado por las tensiones derivadas de las políticas proteccionistas en el comercio internacional.

El mercado laboral mantiene una evolución positiva, aunque con moderación en el ritmo de creación de empleo, destacando la incorporación de nueva población inmigrante.

Destaca también en el conjunto del país el incremento regulatorio y la inseguridad jurídica en ámbitos como el laboral (reducción de jornada) o el fiscal (subidas impositivas y de cotizaciones), con repercusión negativa sobre los costes y los márgenes empresariales, limitando la capacidad de inversión que, pese a su mejora, continúa siendo el único factor de la demanda interna que no ha recuperado los niveles previos a la pandemia.

También persisten desequilibrios estructurales relacionados con la sostenibilidad de las finanzas públicas. Los elevados niveles de déficit y deuda requieren de un ajuste, que sería deseable que se realizara por la vía de la eficiencia del gasto público y no por una mayor presión fiscal.

Como rasgo positivo, la relajación de la política monetaria y la mejora en las condiciones de financiación para las familias y las empresas permiten un crecimiento del crédito para consumo e inversión, dedicados a vivienda, digitalización, aplicación de la inteligencia artificial, adquisición de maquinaria y equipo y ampliación de la capacidad productiva.

Perspectivas

Las proyecciones realizadas por CEOE Aragón estiman un cierre de 2024 con un crecimiento de la economía aragonesa del 3,1%, en línea con la estimación para la economía española.

Para el año 2025 prevemos un crecimiento interanual del PIB de Aragón del 2,4%, por encima del 2,3% nacional.

En general, las perspectivas son positivas, aunque manteniendo riesgos internos y externos que condicionan la evolución a medio y largo plazo.

El mejor comportamiento de la economía aragonesa está basado en distintos factores competitivos que se deben mantener y reforzar:

· La aportación positiva de los sectores industrial y energético y la mayor reactivación de la construcción.

· Expectativas de cierta mejora del sector exterior, tras el negativo

comportamiento final en 2024, a expensas de una progresiva recuperación de la Zona Euro.

· Un mayor aumento del consumo privado sostenido por el empleo y las rentas salariales, y perspectivas de incremento de inversión, gracias a la contención de los costes de materias primas, logísticos y financieros y las rebajas fiscales en Aragón.

· El positivo impacto de la atracción de grandes inversiones empresariales con efecto arrastre sobre otras actividades y de mejora reputacional.

· La mayor estabilidad institucional y el positivo efecto del diálogo social permanente entre los agentes sociales y el Gobierno de Aragón.

La economía aragonesa se enfrenta a importantes retos relacionados con:

· Un mercado laboral resistente, aunque con dificultades para cubrir sus vacantes, principal preocupación destacada por las empresas. Existe una necesidad de mejorar la empleabilidad, la atracción, retención y retorno de talento, y de reducir las tasas de absentismo laboral.

· Aprovechar el buen momento inversor para reforzar la marca Aragón, así como impulsar la innovación, avanzar en la eficiencia del sector público y la simplificación administrativa, mantener una fiscalidad competitiva, promover la cultura empresarial, mejorar el desarrollo de las infraestructuras y acometer el reto demográfico.

También son motivo de preocupación para las empresas de cara a 2025 factores externos, como la persistencia de riesgos geopolíticos internacionales o la debilidad de la demanda europea, e internos como falta de estabilidad política, regulatoria e inseguridad jurídica en España, que condicionan la capacidad de desarrollo empresarial y económico.