Gabi acepta el complicado reto de la salvación

Zaragoza

Objetivo a corto plazo, lunes 24 de marzo en La Romareda, partido contra el Córdoba. Será el debut de Gabi Fernández al frente del Real Zaragoza con la obligación de ganar para comenzar a darle la vuelta a una situación algo más que crítica. Objetivo a largo plazo, mantener al Real Zaragoza en segunda y evitar su salida del fútbol profesional. Gabriel Fernández Arenas, "Gabi", sabe a dónde viene, que terreno pisa, cómo es La Romareda, cual es el gusto del zaragocismo. Vistió la elástica blanquilla durante cuatro años y fue capitán en tiempos muy convulsos, cuando el "Agapitismo" amenazaba el futuro de la entidad. Ha firmado por lo que resta de temporada y será presentado este martes a las 13,30 horas.

El nuevo entrenador del Real Zaragoza, sustituto del desnortado Ramírez, no cuenta con experiencia en los banquillos del fútbol profesional pero si aglutina sapiencia y conocimientos suficientes como para sacar al club aragonés del momento más complicado de sus 93 años, que por cierto cumplirá este martes. Gabi ha firmado su desvinculación del Getafe esta mañana, tras dirigir ayer el último encuentro de su filial en Tenerife. Su pasado Atlético y su vínculos con la propiedad del Real Zaragoza le brindan este reto mayúsculo y también de una oportunidad de meterse de lleno en los banquillos del fútbol profesional.

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Se estrenará este martes en la Ciudad Deportiva, donde durante cuatro años (2007-2011) entrenó como jugador del Real Zaragoza. A partir de mañana será el jefe de la plantilla a la que tendrá que levantar mentalmente y futbolísticamente. Ya sabe que para su debut ante el Córdoba no podrá contar con los internacionales Bazdar, Kervin Arriaga y Sebastian Kosa, que se han marchado con sus selecciones. Importa, pero no importa. Indudablemente sería mejor que Gabi tuviera a todos, pero la necesidad está por encima de los nombres. Con quien sea y como sea, el Real Zaragoza necesita ganar al Córdoba. Más allá de los sistemas, Gabi tendrá la labor de resetear la cabeza de todos y cada uno de sus jugadores, que con Ramírez han caminado como alma en pena.