El Punto Crítico, de Carmela Sauras: "Maestras con enaguas y sin derechos"

Zaragoza

En 1923 firmó, con sangre de tintero, la maestra su contrato en juramento.

En él, la señorita, como así se describía, acuerda:

- No casarse, ni andar en compañía de hombres.

- Estar en su casa entre las 8:00 h. y las 6:00 h. de la mañana.

- No fumar cigarrillos.

- No viajar en coche con ningún hombre, excepto su hermano o su padre.

- No pasearse por heladerías del centro de la ciudad.

- No vestir ropas de colores brillantes.

- No teñirse el pelo.

- No usar polvos faciales, no maquillarse, ni pintarse los labios.

- Pero sí usar al menos dos enaguas.

Y por supuesto:

- Mantener limpia el aula, barriendo el suelo al menos una vez al día, y encender el fuego a las 7:00 h. de la mañana, de modo que la clase esté caliente a las 8:00 h. para cuando lleguen los niños.

Desde entonces hasta hoy, más de 100 años han pasado. De la firma con sangre de tintero a la firma digital hemos pasado. Y, en cuanto a avances de contenido de contrato, un poco sí que hemos avanzado.