El Punto Crítico, de Alberto Castrillo - Ferrer: 'La utilidad de lo inútil'

Zaragoza

Mi amigo, el actor Rafa Blanca, tiene muchas virtudes, pero una de las más brillantes es la de amenizarnos las giras aportando datos estrambóticos en las conversaciones de furgoneta: como que la Torre Eiffel fue vendida por un timador a un industrial de la chatarra o de dónde viene aquello de ser más feo que Picio, quien era Pepe Leches, Rita la cantaora o Bernarda (no la de Lorca, sino la del coño)

Su curiosidad por los datos inútiles, al más puro estilo 'Amélie', le descubrió a Malabrocca, aquel pícaro ciclista italiano que se quedaba siempre el último y con los regalos que le daba la gente para compensar su humillación ganaba más que el primero. Se podrán imaginar la lucha encarnizada que había al año siguiente por quedarse el último...

De ese dato curioso e irrelevante salió un espectáculo, decenas de representaciones, centenas de espectadores felices y, consecuentemente, miles de momentos de emoción que como pequeñas centellas, cosquillean el alma de quienes asisten a sus funciones.

No se me ocurre mejor ejemplo para ilustrar lo que significa "la utilidad de lo inútil" como decía Nuccio Ordine. Pero ¡ojo!, para que la anécdota llegue a ser emoción, o sea, para que el entretenimiento sea Cultura, hay que tener discurso, talento, sabiduría y mucho trabajo. ¡Vamos, que no todo capullo se convierte en mariposa!

Si crea emoción, es Cultura. Si crea vergüenza ajena, es Hola Primavera.