Concentración de vehículos para exigir el arreglo de la A-1239: "No pararemos hasta que se nos escuche"
Una cadena de vehículos recorre la A-1239 desde Albalate de Cinca y Esplús hasta Monte Juliá
Entrevista a Javier Callen, vecino de Belver de Cinca.
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La indignación vecinal por el estado de la carretera A-1239 ha vuelto a tomar fuerza esta tarde con una protesta tan simbólica como contundente: una cadena de vehículos ha recorrido la vía desde Albalate de Cinca y Esplús hasta encontrarse en Monte Juliá, punto conocido por “el gran bache que todos conocen”.
Coches, motocicletas, tractores, camiones y maquinaria agrícola han formado parte de esta movilización convocada por la Plataforma Carretera Albalate-Esplús Peligrosa. Un corte pacífico iniciado a las 18:00 horas, con el objetivo de visibilizar la urgencia de una intervención en una vía que, denuncian, pone en riesgo la seguridad vial, aísla a los pueblos y encarece los costes logísticos de empresas y agricultores que la usan a diario.
Por tu seguridad, por la de todos.
Por tu seguridad, por la de todos.
Javier Callén, vecino de Belver y miembro activo de la plataforma, ha expresado su frustración ante la falta de soluciones: “Llevo 36 años circulando por esta carretera y cada vez está peor. Ya llevamos tiempo diciendo que nos la van a arreglar y nada. No pararemos hasta que se nos escuche”.
Concentración de vehículos carretera Albalate-Esplús.
Concentración de vehículos carretera Albalate-Esplús.
Desde la organización señalan que esta nueva protesta es un paso más en una lucha que va ganando fuerza: “El éxito de la andada nos ha demostrado que la gente está harta. Ahora toca pasar al siguiente nivel: que las autoridades vean la magnitud del problema. Cada vehículo suma. Es la forma más clara de decir: esta carretera es de todos y no puede seguir así”.
La A-1239 se ha convertido en el símbolo de una demanda compartida por cientos de vecinos del Bajo Cinca y La Litera: una infraestructura digna que garantice una conectividad segura, moderna y justa para el medio rural. Y sus habitantes lo tienen claro: seguirán saliendo a la carretera hasta que las máquinas empiecen a trabajar sobre el asfalto.
