Climaroma: innovación aragonesa en la vendimia frente al cambio climático
En SER Sostenibles, hemos conocido un ambicioso proyecto científico que busca preservar la tradición y calidad vinícola aragonesa
Zaragoza
El proyecto Climaroma, liderado por los investigadores Ignacio Antaño y Mónica Bueno desde el Laboratorio de Análisis del Aroma y Enología de la Universidad de Zaragoza, ha planteado soluciones innovadoras a una problemática creciente: la alteración de los ciclos de maduración de la uva.
Los investigadores han explicado que "el calentamiento global no solo ha adelantado la vendimia, sino que también ha estrechado su ventana óptima". Esto ha supuesto un verdadero reto para las bodegas, ya que la madurez aromática y la alcohólica de la uva ya no coinciden como antes. Como consecuencia, se ha producido un aumento de los grados alcohólicos o, en su defecto, defectos aromáticos si la cosecha se realiza demasiado pronto o demasiado tarde.
Climaroma ha desarrollado un estudio preliminar sobre cómo influyen las condiciones climáticas en los compuestos aromáticos del vino. Aunque el proyecto lleva solo un año en marcha, ya se han identificado compuestos que resultan sensibles a los cambios ambientales y que podrían comprometer la calidad del vino si no se actúa con antelación. La investigación ha abarcado una de las zonas vitivinícolas más amplias del sur de Europa, incluyendo parcelas en Aragón, La Rioja, Navarra y el sur de Francia, con la colaboración de unas 15 bodegas.
Una de las líneas más prometedoras del proyecto ha sido la creación de un bioestimulante natural a partir de residuos agroalimentarios. Este compuesto, ya testado en laboratorio, ha multiplicado por diez la concentración de polifenoles beneficiosos en tejidos vegetales, lo que permitiría alargar la ventana de vendimia y mantener viñedos tradicionales afectados por el cambio climático. En la próxima vendimia, prevista para julio, los investigadores aplicarán este bioestimulante a vides de garnacha tinta para evaluar sus efectos directamente en el campo.
Además, el proyecto ha contemplado una dimensión social muy destacada. Se han diseñado cursos de formación para nuevos viticultores en zonas emergentes con condiciones climáticas favorables, con el objetivo de fomentar el asentamiento rural y preservar el valor económico de la viticultura en Aragón.
Ignacio Antaño y Mónica Bueno han destacado que "todo este trabajo responde a una filosofía clara: aplicar la ciencia al servicio de la sociedad". Su formación química les ha permitido estudiar los aromas del vino a nivel molecular y convertir ese conocimiento en una herramienta clave para adaptar la viticultura al futuro.
Aunque los resultados definitivos del proyecto se presentarán este verano, Climaroma ya ha despertado el interés del sector. Su enfoque territorial sin precedentes y su voluntad de transferencia tecnológica lo convierten en un referente internacional. Mientras tanto, en Aragón se sigue celebrando la garnacha, una variedad emblemática que gracias a la ciencia podría seguir representando nuestra identidad vinícola durante muchos años más.
