Pepe Verón: "Ego en modo altavoz"
La columna de opinión sonora del director del grado en Periodismo de la USJ
El Punto Crítico - Hora 14 Aragón / Radio Zaragoza
Zaragoza
Lo confieso. Soy un intolerante. Y entre las cosas que no soporto está la manía de autocitarse.
“Como yo siempre digo…” Ponga su autocita en reuniones familiares, en redes sociales y hasta cuando le ponen el micro de la radio en una encuesta callejera.
Quienes nos habla, nos instruye y nos recuerda que ya lo dijo antes. Y que conviene repetirlo.
Autocitarse no es pecado, pero cuando se convierte en una muletilla, puede ser síntoma de algo más profundo.
La autocita tiene un punto de vanidad. Es como colgarse una medalla… pero con palabras.
O lo contrario. Autocitarse puede ser una forma de buscar la aprobación social.
Y en esta era del “yoismo” en la que las redes convierten a cada persona en su propio departamento de marketing, la autocita funciona como un eslogan: breve, reconocible, repetible. Así, muchos influencers terminan sus vídeos con frases del tipo “como siempre digo: actitud y constancia”. Es branding emocional.
Cuidado: cuando el yo se convierte en lema, el diálogo se convierte en monólogo. Y ahí perdemos todos.
Quizá la clave esté en usar el lenguaje no para reafirmarnos, sino para rozarnos, para encontrarnos. Porque a veces, no se trata de repetir lo que uno siempre dice, sino de atreverse a decir algo nuevo.