Alberto Castrillo: 20/6 Antihéroes por un día

Zaragoza

¡Se oye un disparo entre bastidores!, ¡un grito de mujer! y aparece Vania forcejeando con Elena, enarbola una pistola contra el viejo profesor que grita espantado “Sujétenlo” “Sujétenlo”… otro disparo ¡pum! ¿No le he dado? ¿He fallado?… Vania golpea con la pistola sobre la mesa y se deja caer, agotado, en una silla...

En 1898 Antón Chejov escribió Tío Vania, una comedia sobre el sentido trágico de la vida en la que la mezcla de tristeza y grotesco me han resultado siempre predecesores del esperpento con el que Valle Inclán retratará nuestro país un cuarto de siglo más tarde en _Luces de Bohemia. _

En ambas obras, los héroes trágicos se regodean en su miseria ante una realidad que les ha fallado, Vania ha sustentado durante años a un bluff y se da cuenta tarde. Max Estrella recorre en la ultima noche de su vida la idiosincrasia española: timadores, soñadores, sindicalistas, putas, políticos, prensa sumisa, falsos intelectuales… de esto hace 100 años… ¿Quién lo diría, eh?

Pero ¿Cuál es la responsabilidad del antihéroe en su devenir? ¿Cuánto de ponerse de perfil, procrastinar, vaguear y alcoholizarse no ayuda a construir esa gran decepción sobre la vida? ¿Y nosotros? ¿Cuánto colaboramos en nuestro día a día a estructurar una sociedad corrupta, cobarde, prejuiciosa e hipócrita? …que paga al mecánico en b, que educa a sus hijos sin humanidades, que adora vellocinos de oro tras pantallitas de luz, que jalea al que más insulta, que desprecia la cultura y enardece el entretenimiento vacuo? Disfrutemos esta semana de nuestro estatus de antihéroes trágicos, decepcionados, perdidos, enrabietados… y no nos rasguemos las vestiduras, aunque sean de Zara.