El Obispado reabre al culto la ermita de San Ramón de Barbastro tras un año de obras
Ha invertido 108.000 euros y han colaborado en la financiación de las obras el Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Huesca

Ermita de San Ramón

Barbastro
El Obispado de Barbastro-Monzón con la ayuda del Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Huesca ha invertido 108.000 euros en la rehabilitación y acondicionamiento de la ermita de San Ramón en Barbastro.
Las obras ha consistido en una primera fase en la consolidación de los cimientos para solventar las grietas producidas por movimientos del terreno y el acondicionamiento de la cubierta. También se ha mejorado el acceso al templo con la instalación de rampas y barandillas.
En estas actuaciones se invirtieron 59.914,82 euros, financiadas en el marco del convenio entre el Obispado, la Diputación Provincial de Huesca y el Gobierno de Aragón para el patrimonio religioso. El Obispado aportó otros 10.000 euros para la realización de un estudio geotécnico previo, así como los honorarios profesionales y licencias preceptivas.
A continuación, se ejecutó una segunda fase, recientemente acabada, que ha incluido la finalización de las canaleras, la dotación de un falso techo nuevo, la renovación de la iluminación interior y el pintado, tanto interior como exterior. También se ha acondicionado el entorno de la ermita. Estas actuaciones conllevan una inversión de 40.000 euros, asumida íntegramente por el Obispado.
A esto se suman otras colaboraciones, como la generosamente realizada por la empresa Armando y Andrés, que ha repintado las figuras del vía crucis del interior del templo, así como los bancos y otros detalles, embelleciendo el resultado final.
Una ermita con cuatro siglos de historia
El obispo Miguel Cercito consagró, el 9 de agosto de 1594, una ermita en el “monte de las forcas” dedicada a san Ramón, segundo obispo de la Diócesis y del que era muy devoto. En 1722 el edificio estaba en ruinas y el Ayuntamiento de la ciudad, con las aportaciones de los vecinos, la reedificó. Las obras duraron seis años y fueron bendecidas en octubre de 1728 por el obispo Carlos Alamán. Pero un siglo después, la situación era muy parecida y el obispo Jaime Fort y Puig animó la nueva construcción, terminada en julio de 1847.
En los años sesenta, las malas condiciones de la ermita animaron al obispo Jaime Flores a edificar una nueva iglesia y construir junto a ella una Casa Diocesana de Espiritualidad, que bendijo el 21 de junio de 1964.




