La Longaniza de Graus se saborea en la Pedrera en Barcelona

Graus.

La Longaniza de Graus fue protagonista inesperada y deliciosa en un acto cultural celebrado en uno de los escenarios más emblemáticos de Barcelona: La Pedrera. Los asistentes a la presentación del documental “Gaudí, Jujol. El Mediterráneo en La Pedrera”, dirigido por Luis Campo Vidal, pudieron degustar este producto tradicional aragonés tras la proyección y el coloquio, gracias a la invitación de Mari Pau Huguet, actual tastadora de la Fiesta de la Longaniza de Graus, quien sigue ejerciendo su papel como embajadora hasta el próximo relevo oficial.

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El documental exploró la relación entre los dos genios del modernismo catalán, Antoni Gaudí y Josep Maria Jujol, revelando claves de su universo creativo compartido. Tras el visionado, se abrió un espacio de conversación que permitió también compartir otro tipo de patrimonio: el gastronómico, con la Longaniza de Graus entre los protagonistas. La asociación de Fabricantes de Longaniza de Graus aceptó con entusiasmo participar en este acto, agradeciendo la oportunidad de dar a conocer no solo el producto, sino también la Fiesta de la Longaniza y sus valores culturales. José Luis Romeo, de embutidos Melsa en representación de la Asociación y las empresas Aventín y Maella, pudo explicar las virtudes del producto de la fiesta de récord Guinness a un público tan diverso como entregado.

La cita fue, además, una excelente ocasión para destacar el vínculo que une a Graus con La Pedrera, gracias a la participación en el acto de Eugenio López Malo, director del Museo de Historia y Tradición de Graus, a quien Huguet, con la espontaneidad que le caracteriza, no dudó en darle palabra para que contara su experiencia y anécdotas como jefe de seguridad de Casa Milà, ya que vivó desde la adquisición del edificio por la Caixa de Catalunya hasta su rehabilitación en la que trabajó el arquitecto Paco Asarta, también vecino de Graus. La Casa Milà, conocida popularmente como La Pedrera, fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1986. Cuando ese mismo año fue adquirida por Caixa Catalunya, el edificio se encontraba en un estado de profundo deterioro, con usos diversos e incluso contradictorios con su valor arquitectónico: desde consultas médicas hasta un bingo o una industria de alfarería en el sótano.

Fue entonces cuando Paco Asarta, desde la empresa Closas Alegret S.A., lideró el proyecto de recuperación integral del edificio, cuyo coste de rehabilitación superó los 8.000 millones de pesetas. Durante más de una década, López gestionó todos los aspectos vinculados a la seguridad, en su más amplio sentido, tanto en las obras de remodelación como en las exposiciones temporales. La presencia de la Longaniza de Graus en La Pedrera no solo fortaleció ese vínculo entre patrimonio arquitectónico y tradición gastronómica, sino que también reforzó la visibilidad de un producto y una fiesta que forman parte del alma de la Ribagorza. La velada, que se desarrolló en el Café La Pedrera bajo el cielo raso inspirado en el fondo marino, fue, sin duda, un homenaje compartido a la creatividad, la memoria y el sabor.