Vídeo reportaje: ¿Cómo logra AMBAR ser la mejor cerveza del mundo?

Zaragoza

Ubicada junto al camino de las alcachoferas, donde hace más de un siglo comenzó su historia, la antigua maltería de 1900 conserva aún las instalaciones originales que muestran el proceso tradicional de elaboración de cerveza AMBAR: desde la germinación de la cebada en remojadoras de madera, pasando por las salas de cocción de cobre, hasta los tinos de fermentación donde la levadura transforma los azúcares en alcohol y aromas. Elementos como poleas, colorímetros o estructuras de cribado manual aún pueden verse en esta especie de museo vivo de la tradición cervecera.

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“Se puede ver cómo todo el proceso se realizaba de forma artesanal, aprovechando incluso los restos del cereal para alimentar al ganado. Era un sistema circular y eficiente, mucho antes de que se hablara de sostenibilidad”, así lo ha destacado a los oyentes de A Vivir Aragón el responsable de comunicación y marketing, Enrique Torguet.

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Hoy, gran parte de la producción se realiza en la moderna planta de La Cartuja, donde la tecnología y la automatización han tomado el relevo, pero sin perder de vista el respeto por la tradición, tal y como señalaba Antonio Fumanal, actual maestro cervecero de AMBAR.

Visitas guiadas

Para todos los curiosos interesados en la elaboración de este elixir, AMBAR ofrece a los visitantes sumergirse en su legado y en los secretos del arte cervecero de martes a domingo.

Por su 125 aniversario, La Zaragozana ha añadido a la visita una exposición donde se puede apreciar documentos históricos, maquinaria original alemana, y recreaciones interactivas del proceso de fabricación. Todo esto acompañado de un recorrido guiado que narra cómo la fábrica creció al ritmo de Zaragoza y cómo los trabajadores vivían en el propio recinto, cobrando parte de su salario en cerveza.

AMBAR ha mantenido siempre su espíritu innovador: fue la primera marca española en lanzar una cerveza sin alcohol y ha experimentado con más de treinta variedades, algunas tan sorprendentes como cerveza con limón, manzana, naranja o incluso trufa. Esta última, según el maestro cervecero Antonio Fumanal, fue uno de los desafíos más complejos por su intensidad aromática.

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Además de su innovación en producto, AMBAR también fue pionera en marketing y publicidad, ganando premios internacionales como el del Festival de Cannes. Su vínculo con el territorio es igualmente profundo: ha estado presente en el Mundial de 1982, la Expo del Agua, y ha colaborado con músicos aragoneses como Héroes del Silencio, cuyas portadas sirvieron como etiquetas en una edición especial de 1900 que hoy alcanza precios de hasta 3.000 euros en plataformas de coleccionismo.

A punto de alcanzar siglo y cuarto de historia, AMBAR se proyecta hacia el futuro con el mismo compromiso con Aragón que la vio nacer. “Queremos que esta siga siendo nuestra fábrica durante los próximos cien años”, afirman desde la compañía.