La Asociación Huesca Cuna de San Lorenzo recuerda a su Socio de Honor a título póstumo, Emilio Miravé
Aseguran que fue el arquitecto del modelo festivo moderno y danzante

Anavi Luna, vocal de la Asociación Huesca Cuna de San Lorenzo, Javier Monsón, presidente, y Mª Cristina Vicén, vocal, en la tumba de Emilio Miravé

Huesca
En plenas fiestas, la Asociación Cultural Huesca Cuna de San Lorenzo rindió homenaje, por cuarto año consecutivo, a su Socio de Honor a título póstumo, Emilio Miravé, a quien consideran figura clave en la configuración del modelo festivo moderno que aún perdura en la ciudad. Una fecha que coincidía, este martes, con el mini encierro de bueyes, que cumplía en parte el anhelo de Miravé, ya que quiso implantar los encierros a semejanza de San Fermín pero finalmente no pudo hacerlo por motivos de seguridad.
Durante el sencillo acto conmemorativo en su tumba, donde depositaban flores blanquiverdes y pañoletas de la asociación con el logo del 1800 aniversario creado por esta entidad, sus representantes destacaban “la huella indeleble que Miravé dejó en el alma festiva de Huesca”, y subrayaban que “más allá de cualquier contexto político, su legado cultural merece ser recordado con respeto y gratitud”. La asociación, sin entrar en valoraciones jurídicas, reafirma su compromiso con la historia festiva de la ciudad y con el reconocimiento a quienes contribuyeron a engrandecerla.
La Junta de la Asociación decidió por unanimidad otorgarle el título de Socio de Honor a título póstumo el pasado año 2024, reconociendo su contribución cultural más allá de cualquier contexto político. Este reconocimiento se suma al otorgado a la Agrupación de Danzantes de Huesca, la escritora Teresa Ramón Palacio, y otras figuras vinculadas a la devoción laurentina.
Desde la Asociación Huesca cuna de San Lorenzo recuerdan que Emilio Miravé, natural de Huesca y corredor de comercio, fue alcalde de la capital oscense en los años 50. Impulsó una transformación significativa en las fiestas patronales, dotándolas de una estructura y espíritu que han trascendido generaciones. Su visión festiva, basada en la participación ciudadana, la exaltación de las tradiciones y el fortalecimiento de la identidad oscense, sigue siendo el pilar de las actuales celebraciones laurentinas. Inspirado por un viaje a Pamplona, adaptó elementos de la fiesta navarra para crear un modelo festivo participativo, colorido y profundamente arraigado en los oscenses. Precisamente en este año se cumplen 70 desde la creación de la primera peña, “Los 30”, fundada por Prudencio Borau en 1955.




