Fran Castaño: "Les educamos en Disney y la vida es Walking Dead”
El profesor y asesor de Ejea defiende en su nuevo libro la importancia de poner límites claros, enseñar autonomía y acompañar a los hijos en sus emociones.
Zaragoza
El profesor y asesor familiar ejeano Francisco Castaño ha presentado su nuevo libro Educar con disciplina positiva, una guía práctica con la que ha ofrecido a los padres y madres herramientas para criar hijos seguros, independientes y emocionalmente fuertes.
Castaño ha subrayado que muchos hogares han aplicado la disciplina positiva de manera incompleta. Según ha explicado, se ha priorizado en exceso la felicidad inmediata de los niños, confundiendo la idea de que ser felices significa dejarles hacer lo que quieran. El autor ha insistido en que educar no es consentir, sino enseñar con firmeza y respeto. “Ser firmes no es lo mismo que ser duros”, ha recordado, destacando que la falta de límites claros ha generado numerosos problemas de conducta en niños y adolescentes.
Nuevo libro de Fran Castaño
Nuevo libro de Fran Castaño
Uno de los puntos clave que ha planteado es la importancia de establecer normas coherentes y de mantenerlas en el tiempo. Para ilustrarlo, ha comparado la educación con un partido de fútbol: las reglas sirven para que el juego tenga sentido, y los padres actúan como árbitros que orientan, ponen orden y marcan las consecuencias de no respetar las normas. En este sentido, ha diferenciado claramente entre castigos y consecuencias: mientras que los castigos suelen imponerse bajo el enfado y sin continuidad, las consecuencias tienen un propósito educativo y ayudan a que los hijos asuman responsabilidades.
El escritor también ha resaltado la necesidad de favorecer la autonomía. Ha señalado que muchas familias se pasan el día dando órdenes a los hijos, lo que provoca que los jóvenes solo actúen cuando se les dice qué hacer. Esta dinámica, ha advertido, se refleja después en la vida adulta y en el entorno laboral, donde algunos carecen de iniciativa. Frente a ello, ha defendido la creación de rutinas y la aplicación de consecuencias que enseñen a los hijos a tomar decisiones por sí mismos.
En el terreno de la educación emocional, Castaño ha reconocido que los padres cuentan hoy con mucha más formación, pero que el vínculo afectivo con los hijos complica la aplicación de los conocimientos. Ha afirmado que muchas familias intentan evitar emociones como la tristeza o la frustración, cuando en realidad lo que necesitan los niños es aprender a gestionarlas. La falta de experiencia en este terreno, junto con la ausencia de normas y límites, ha incrementado los problemas de salud mental entre adolescentes en los últimos años.
Por último, ha hecho un llamamiento a los padres para que acompañen a sus hijos en lugar de imponerles expectativas. Ha insistido en que cada niño tiene un talento propio y que el papel de la familia consiste en potenciarlo, orientando con valores pero dejando espacio para que los jóvenes construyan su propio camino. “Lo más importante en la vida es ser feliz”, ha resumido.
