“Estamos perplejos”: vecinos alertan sobre la situación de migrantes que duermen al raso en el parque Bruil
Más de 150 personas, en su mayoría refugiados de Malí, sobreviven sin techo en el corazón de Zaragoza, fuera de los servicios de atención y sin acceso a vivienda

Zaragoza
Según los cálculos de los vecinos, unas 150 personas duermen al raso en el entorno del parque Bruil y Tenerías. El programa Hoy por Hoy de Radio Zaragoza ha recorrido las calles de esta zona junto a los vecinos para conocer de primera mano la situación que viven desde hace meses, tras la llegada al barrio de refugiados, en su mayoría procedentes de Malí. Muchos de estos hombres están fuera de los servicios de atención y pernoctan en los alrededores del Albergue Municipal.
La plaza interior del Centro de Historias estaba esta mañana completamente despejada de enseres y sin tránsito de personas. Un espacio que, hasta hace unos meses, se había convertido en un albergue improvisado para más de medio centenar de personas que habían salido de los programas de protección internacional. En una de las puertas de entrada hay colocado un cartel que informa sobre la disponibilidad de refugios climáticos en varios puntos cercanos. El aviso también está disponible en francés.
Este albergue improvisado se ha trasladado ahora al parque Bruil, concretamente al kiosco, actualmente sin uso. Esta mañana, una docena de migrantes —todos varones— conversaban tranquilamente sobre los numerosos colchones apilados junto a uno de los árboles. Otros hacían lo mismo en una mesa improvisada de terraza. También hay muchas maletas y un hombre descansaba en una cama con una manta de invierno.
Critican los horarios del Albergue
El secretario del colectivo Bruil Aloy Salas-Tenerías, Santos Gil, ha explicado a los micrófonos de esta emisora que estos migrantes no cuentan con una solución habitacional ni social, y ha advertido que la situación puede agravarse “con el fin del verano y la llegada de la lluvia y el frío”.
“Estamos perplejos. No esperábamos vivir esta situación en pleno siglo XXI. Son refugiados de guerra que huyen de la muerte, y no puede ser que los tengamos en estas condiciones”, ha defendido. Estos 150 refugiados se suman a las personas sin hogar que ya vivían en el entorno del parque Bruil. Gil también critica que muchas de estas personas que duermen al raso tienen trabajo, pero no pueden acceder a una vivienda, en parte por los horarios “muy restrictivos” del Albergue Municipal, que no permite la entrada ni salida entre las 8.00 y las 20.00 horas. A lo que se suma su reforma que ha reducido sus plazas.
La suciedad y los problemas higiénicos derivados de estos asentamientos son los principales inconvenientes. Los vecinos denuncian que, al no disponer de baños, los refugiados hacen sus necesidades en los alrededores del parque. Aun así, la convivencia está siendo “absolutamente normal”. “No ha habido incidentes entre ellos y nosotros”, explica Gil.
Para contrarrestar estos asentamientos, algunos vecinos han comenzado a vallar los bajos de sus edificios para evitar que se refugien allí personas. “No es la solución. La gente que dormía en los porches irá a dormir al parque o a otros porches. Solo han conseguido solucionar los problemas de suciedad”, concluye.




