Un pregón de cine que invita a la paz, la diversidad y la alegría compartida en las Fiestas del Pilar

Zaragoza

Sobre la paz, la unión, la inmigración, las madres, el cine, el arte... con alusiones a Labordeta y a otros ilustres aragoneses como Goya, Saura o Buñuel, el guion ha quedado escrito para la posteridad. Los cineastas aragoneses Pilar Palomero, Paula Ortiz y Javier Macipe, acompañados por compañeros del séptimo arte- la diseñadora Arantxa Ezquerro, la realizadora Blanca Torres y el actor Pepe Lorente-, daban el pistoletazo de salida a las Fiestas del Pilar 2025, con un pregón lleno de trasfondo y reivindicación, ante una plaza abarrotada, tras la entrega de las distinciones de la ciudad.

Pilar Palomero comenzaba su mensaje con una oda a las “Pilares, Pilis y Pilucas”, y el “honor” de llevar este nombre, símbolo de “encuentro e identidad”, pero también de “fortaleza”. “Como ocurre en muchas familias soy la cuarta generación de Pilares. Como los maños y las mañas, tenemos mucho de Pilares, símbolo de lo que es firme cuando todo tiembla. El cierzo nos cría fuertes y peleones", reivindicaba sobre la identidad aragonesa, dando "fe de ello" y como ejemplo a sus compañeros a los que vio "pelear y luchar para sacar adelante proyectos que parecían imposibles".

"Nuestro corazón está con el pueblo palestino"

Un pregón que ha abrazado el cine, pero también la paz, por ello las referencias al genocidio en Gaza han sido constantes por parte de los protagonistas. "Celebramos el deseo de vivir unos días de alegría y libres de violencia, con el corazón abierto y sin olvidar Palestina. Que estas fiestas nos recuerden la belleza de celebrar la vida en paz".

A sus palabras se sumaba el director ariñense Javier Macipe, que dedicó el pregón a su madre que se encuentra en la UCI. "Este es un momento único para mí y muy duro también. Mi madre está oyendo este pregón desde el hospital, me gustaría que le mandemos un grito de apoyo muy fuerte", pedía Macipe. A lo que el público respondió con creces. Un emocionado homenaje a su madre seguido de otro "a todas las madres del mundo que en las épocas de guerra como esta siempre se ponen del lado de la paz".

Con el deseo de que el 12 de octubre se ponga cada flor en la Virgen "con un pensamiento de amor por aquellos que sufren", proseguía su discurso desde el balcón, recordando al pueblo palestino y su sufrimiento. "Especialmente hoy está nuestro corazón con el pueblo palestino en Gaza. Quizá no podamos acabar de golpe con las guerras, pero sí podemos empezar por hacer de esta ciudad un ejemplo de paz y de luz", reivindicó.

"Trabajo en equipo"

Habló también del trabajo "en equipo" como el del cine, y otros igual de importantes, con referencia a todos los trabajadores que aseguran la celebración de estas fiestas. "Una lista "interminable de gente que trabaja para que nosotros celebremos", reivindicó, desde los sanitarios, los policías, los operarios..., pasando por los feriantes, los payasos, los titiriteros, terminado con los camareros, los músicos o los taxistas, entre otros. "No somos más la cara visible de un trabajo que se hace en equipo", recordó Macipe, y puso de ejemplo su película 'La Estrella Azul', "un sueño que parecía imposible que se hizo con el amor de toda la ciudad".

Recordó "hoy más que nunca" como aquel ilustre aragonés, Mauricio Aznar- cuya película rinde homenaje-, era hijo de una inmigrante que vino a Zaragoza, huyendo de la guerra mundial. " Gracias a la acogida generosa de nuestra ciudad y al legado de aquella extranjera, nosotros estamos hoy aquí. Ojalá sigamos siendo un ejemplo de fraternidad. Nadie es dueño de la Tierra, todos somos hijos de la Tierra, nuestra gran madre", reivindicaba.

Paula Ortiz y las demandas de los barrios

Con un "a pesar de todo" Paula Ortiz habló de "una gran ciudad que recibe a quien llega sin preguntar" y cuya historia se sustenta en Goya, Chomón, Buñuel, Saura, Borao, Labordeta, María de Ávila, Carbonel, Agustina de Aragón, Miguel Servet, Ramón y Cajal...sus versos, su teatro, su danza. "Gracias a los madres y a los abuelos, a los barrios que siguen siendo barrios, a las maestras que enseñan, a los padres que educan, a las migas y a los capazos...", dijo. "Todos somos uno, asamblea y hogar a pesar de las guerras, que nos avergüenzan y al genocidio al que asistimos, y de quienes nos reprochan denunciar esa vergüenza".

Con la convicción de que otros mundos "son posibles" encomendó a los presentes la tarea de "soñar fuerte", por una ciudad que "no abandona a los débiles". "Somos y seremos la ciudad que soñamos", ha dicho.

Con un "Viva la unión entre los pueblos, la paz y la concordia; viva la virgen del Pilar; viva Zaragoza; y vivan las fiestas", seguido del Canto a la Libertad de Labordeta, concluía un pregón en el que por una vez los cineastas protagonizaron su propia escena.