Día del ictus. El tiempo de actuación es fundamental para la supervivencia
En Aragón se registran 3.000 casos al año. El Código ICTUS del sistema sanitario activa una cadena de profesionales para la atención inmediata

Zaragoza
En Aragón se han registrado diez casos diarios de ictus, una enfermedad que se ha consolidado como la segunda causa de muerte en la comunidad y la primera en mujeres, además de ser la principal causa de discapacidad en adultos. Las secuelas condicionan profundamente la vida de los supervivientes: el 26% de los pacientes continúan siendo dependientes seis meses después del episodio.
Con motivo del Día Mundial del Ictus, la Asociación de Ictus de Aragón (AIDA) ha celebrado su 25º aniversario, recordando en Hoy por hoy Zaragoza la importancia de reconocer los síntomas de alarma y acudir con rapidez a los servicios sanitarios. Su presidente, Miguel Lierta, ha explicado que los primeros minutos son fundamentales para evitar la muerte de neuronas. Entre los síntomas más habituales, ha mencionado la pérdida repentina de visión, la asimetría facial, la pérdida de fuerza en una mitad del cuerpo o las dificultades para hablar. También ha advertido sobre los fuertes dolores de cabeza distintos a los habituales, que pueden indicar un ictus hemorrágico.
La asociación, que cuenta actualmente con 700 socios y ofrece rehabilitación semanal a unas 180 personas, ha organizado una jornada en el Patio de la Infanta para analizar los avances en la atención al ictus. Según Lierta, la mortalidad ha descendido gracias a los nuevos tratamientos y a la mejor coordinación del sistema sanitario, aunque ha alertado de que el ictus “ya no es solo una enfermedad de mayores”, sino que empieza a afectar también a personas jóvenes.
El neurólogo Carlos Tejero, del Hospital Clínico, ha explicado el funcionamiento del código ictus, que se activa llamando al 061. Este protocolo permite que el paciente reciba atención inmediata sin esperas en urgencias. Tejero ha destacado que cada 15 minutos de retraso aumentan un 4% el riesgo de secuelas, por lo que el tiempo resulta decisivo. En la última década, Aragón ha conseguido reducir las hospitalizaciones en un 25% y la mortalidad en un 20%, aunque el especialista ha recordado que “todavía mueren personas por ictus y no podemos bajar la guardia”.
El neurólogo ha advertido que las secuelas visibles e invisibles —como la pérdida de movilidad, el habla o las capacidades cognitivas— afectan a uno de cada cuatro pacientes, y hasta un 30% puede desarrollar demencia post-ictus. También ha insistido en que los factores de riesgo como la hipertensión arterial deben tomarse en serio incluso en edades tempranas.
En su intervención final, Tejero ha lanzado un mensaje claro: ante cualquier síntoma, no hay que esperar ni restar importancia, sino acudir de inmediato a los profesionales o llamar al 061. “El ictus es silencioso y traicionero —ha recordado—, y cada minuto cuenta para salvar neuronas y calidad de vida.”




