Gente que enseña cementerios

Zaragoza

La parroquia de San Pablo ha celebrado una de sus actividades más esperadas con motivo de la festividad de Todos los Santos. Bajo la coordinación de Sergio García, responsable de las actividades culturales, el templo ha organizado un año más un completo recorrido por su historia funeraria y por los secretos que guardan sus muros y su entorno.

García ha explicado que esta iniciativa se ha convertido en una tradición en San Pablo, donde desde este año se ofrecen dos visitas guiadas: una por el interior del templo, titulada La muerte en San Pablo, y otra por el exterior, en la que se recorren antiguas necrópolis romanas e islámicas, así como los espacios funerarios de otras iglesias cercanas como la del Portillo o la de Santiago el Mayor.

Durante el recorrido por la parroquia, los visitantes pueden descubrir antiguos objetos relacionados con las comitivas del viático, como faroles y campanas que acompañaban el camino hacia los últimos sacramentos. Sergio García ha hecho sonar en el programa una de esas campanas, recordando a los oyentes de más edad aquel “ting, ting, ting” que marcaba el paso de las procesiones por las calles del barrio hace apenas unas décadas.

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También hemos visitado la capilla funeraria de don Diego de Monreal, popularmente conocida como la capilla del Obispo. Allí, el público contempla su magnífico sepulcro del siglo XVII, con esculturas de calaveras, leones y el escudo episcopal del difunto. García ha explicado que el rostro del obispo pudo haberse modelado a partir de un molde tomado tras su muerte, una práctica habitual en los monumentos funerarios de la época.

Uno de los momentos más esperados durante la visita del Hoy por hoy Zaragoza ha sido la bajada a la cripta capitular, situada bajo el coro, que se abre al público los días 1 y 2 de noviembre. Este espacio, creado en el siglo XVII para enterrar a los sacerdotes de la parroquia, conserva alrededor de cincuenta lápidas, algunas de madera, piedra y cerámica. Entre los enterrados destacan don Manuel Abadal, catedrático de la Universidad de Zaragoza, y Mosem Pedro Dosset, sacerdote muy querido por los vecinos, cuyo cuerpo fue trasladado desde el cementerio de Torrero a San Pablo en 1950.

García ha recordado que la parroquia de San Pablo ha sido “la más populosa y grande de Zaragoza desde la Edad Media hasta el siglo XX”, y que incluso costeó su propio espacio en el cementerio de Torrero, a diferencia de otras parroquias. Además, ha señalado que en el antiguo fosal, junto al templo, descansan vecinos del barrio y figuras destacadas de la historia local, como María Agustín, heroína de Los Sitios, y el barón de Warsage, ambos enterrados durante la contienda contra los franceses.

Las visitas, que se desarrollan hasta el 9 de noviembre, permite a los zaragozanos redescubrir un patrimonio que combina historia, arte y memoria. “Estaremos aquí celebrándolo —ha concluido Sergio García—, trayendo la memoria y el recuerdo por las historias de estas gentes que formaron parte de nuestra historia, más o menos conocidas, pero siempre dignas de ser recordadas”.

Exhumación de víctimas de la Guerra Civil en el cementerio de Ejea

Estos días, el cementerio de Ejea de los Caballeros se ha convertido en escenario de uno de los proyectos de memoria democrática más importantes de Aragón. Se han iniciado los trabajos de exhumación en la fosa común donde se espera hallar los restos de unas 160 víctimas del franquismo, en una intervención que ha despertado gran emoción entre familiares y vecinos. Muchos de ellos, nietos y bisnietos de los represaliados, se han acercado al camposanto para ser testigos del proceso y para dejar sus muestras genéticas con la esperanza de poder identificar a sus seres queridos.

Durante la primera fase, la Asociación Memorialista Batallón Cinco Villas ha confirmado el hallazgo de una veintena de cuerpos, envueltos en cal y con signos de violencia. Los restos serán trasladados a un laboratorio de Pamplona para su análisis de ADN. Testimonios como los de Maricarmen Burguete, Rafa Muñoz o Guadalupe Jiménez han recordado la larga espera y el dolor compartido de las familias que, casi noventa años después, siguen soñando con poder dar sepultura digna a sus abuelos, tíos o padres. Todos ellos han coincidido en que los trabajos llegan tarde, aunque los han recibido con gratitud y esperanza.

Las historias personales han devuelto voz a quienes el miedo y la represión silenciaron durante décadas. Los descendientes han relatado cómo sus madres o abuelas guardaron silencio, cómo las familias fueron señaladas y desposeídas de todo, y cómo la memoria ha sobrevivido gracias a la investigación y la perseverancia de las nuevas generaciones. El equipo de arqueólogos y antropólogos continuará trabajando en el cementerio hasta el 15 de noviembre, cuando concluirá esta primera fase. Desde la radio, se ha anunciado además que dentro de dos semanas se emitirá un programa especial dedicado íntegramente a estas 160 víctimas y al proceso de recuperación de su memoria.

El museo de las momias de Quinto estrena visita teatralizada este fin de semana

Es un espacio único en España que ha transformado una antigua iglesia fortaleza, El Piquete, en un lugar de memoria y divulgación. El alcalde de Quinto, Jesús Morales, ha recordado cómo en 2011 y 2015 los operarios municipales hallaron por sorpresa varios cuerpos perfectamente conservados, lo que llevó a la creación del museo en 2018. Desde entonces, casi 50.000 personas han pasado por sus salas, convirtiendo al municipio en un referente turístico y cultural.

Coincidiendo con el fin de semana de Todos los Santos, el museo ha estrenado la visita teatralizada “Los Misterios de la Eternidad”, una propuesta que combina teatro, humor y reflexión sobre la muerte. Morales ha explicado que el espectáculo, producido por la compañía La Gallina, ha nacido para quedarse y se representará una vez al mes. En paralelo, el certamen artístico “Punto y Final” y otras actividades han completado una programación que invita a reconciliarse con la muerte, a mirarla de frente y a integrarla como parte natural de la vida.

Así, entre fosas que buscan justicia y momias que enseñan historia, Aragón ha vivido un fin de semana dedicado a la memoria, a los ausentes y al diálogo con la muerte desde la emoción, la ciencia y el arte.

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