Crimen de la calle Lastanosa de Zaragoza: "La víctima estaba gravemente herida y tenía escasa capacidad de defensa"
El juicio se está celebrando en la Audiencia Provincial de Zaragoza. La acusación particular pide 25 años de prisión
Juicio por el crimen de la calle Lastanosa de Zaragoza
Zaragoza
Los forenses han deslizado que hubo ensañamiento en las más de 100 puñaladas que recibió un hombre por parte de un excompañero de trabajo en una vivienda de la calle Lastanosa de Zaragoza, en marzo de 2024. La muerte se está juzgando esta semana en la Audiencia Provincial, donde la Fiscalía pide 25 años de prisión para el acusado por un delito de asesinato.
Detrás de la discusión que acabó en crimen, el acusado sostiene que hubo un problema familiar. Sin embargo, la hija de la víctima cree que el móvil fue un intento de robo de droga. No obstante, ese posible delito no se juzga en este proceso, centrado únicamente en el asesinato.
Las más de 100 puñaladas fueron analizadas por los forenses que realizaron la autopsia. Una de ellas fue especialmente grave. “El cuchillo penetró y cortó; antes de salir, volvió a cortar”, explicó la médico forense del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA). Una lesión mortal que, según detalló, “puede haberse producido porque la víctima se movía para defenderse o porque el agresor, con intención de causar más daño, movilizó el cuchillo dentro de la herida”.
Este tipo de lesión podría probar, si así lo considera el jurado, que hubo ensañamiento, lo que justificaría la calificación de asesinato frente al homicidio que defiende la parte acusada.
La forense ha distinguido dos fases en el ataque: una primera en la que se observa que la víctima intentó defenderse, y una segunda en la que las heridas fueron infligidas cuando ya estaba casi muerta. “Estas lesiones muestran una menor reacción vital. Están agrupadas y son similares entre sí, lo que indica que la víctima estaba gravemente herida y tenía escasa capacidad de defensa”, añadió.
Los especialistas también han subrayado que el acusado era consciente de lo que hacía. No se ha podido demostrar que estuviera bajo los efectos de drogas o alcohol en el momento del crimen, ya que las pruebas se realizaron dos días después. De haberse probado, podría haber funcionado como eximente. Tampoco han considerado que sus enfermedades físicas le impidieran llevar a cabo el ataque.
