Vivir sin casa, sobrevivir sin red: el drama invisible que desborda Zaragoza
Más de 660 personas malviven en la calle con entidades sociales están al límite, recursos saturados y un perfil cada vez más diverso y vulnerable
Hoy por Hoy Zaragoza y el Sinhogarismo (10//11/25)
Zaragoza
En Zaragoza, la situación del sinhogarismo ha alcanzado cifras preocupantes. Hace apenas unos años, entre 200 y 250 personas dormían en la calle. Hoy, esa cifra se ha disparado: Cruz Roja ha contabilizado ya más de 669 personas sin hogar en lo que va de 2025, superando ampliamente los datos de años anteriores.
El Parque Bruil se ha convertido en símbolo de esta realidad. Allí, vecinos y personas sin hogar llegaron a manifestarse juntos, mientras el Ayuntamiento optaba por vallar el acceso a un centro cercano, una medida que ha sido criticada por entidades sociales, que reclaman soluciones reales y no exclusión.
Las entidades que forman parte de la Coordinadora de Personas sin Hogar, como Cáritas, Fundación San Blas o Cruz Roja, aseguran estar al límite. Hay listas de espera para acceder a cenas y a consignas, un recurso esencial para quienes viven en la calle. Fundación San Blas, por ejemplo, reparte 150 cenas diarias, su capacidad máxima, y gestiona las únicas 124 consignas de la ciudad, todas ocupadas.
El perfil de las personas sin hogar también ha cambiado. A los casos crónicos con problemas de salud mental o adicciones, se suman ahora jóvenes migrantes, muchos de ellos subsaharianos, que llegan a España sin papeles y no pueden trabajar legalmente. Para regularizar su situación deben esperar al menos dos años empadronados, tiempo durante el cual sobreviven gracias a recursos sociales.
La situación de las mujeres sin hogar también preocupa. Aunque su número es menor, su vulnerabilidad es mayor, especialmente cuando su situación deriva de la violencia de género. Por ello, el Gobierno de Aragón ha lanzado una campaña para visibilizar y prevenir el sinhogarismo femenino.
En los hospitales, además, se detectan casos de personas que no pueden recibir el alta médica por no tener a nadie que las cuide. En el Miguel Servet, hay pacientes que llevan meses ingresados por esta razón. La falta de red familiar y el envejecimiento agravan esta realidad.
Desde Cruz Roja, Elisa Torres, responsable de la Unidad de Emergencia Social, recuerda que sus equipos salen cada noche desde hace 20 años para recorrer la ciudad, detectar nuevos casos y ofrecer apoyo directo. El próximo 26 de noviembre se realizará un nuevo estudio nocturno para analizar la situación actual, 15 años después del primero.
Las entidades sociales insisten en que es necesario un esfuerzo conjunto entre administraciones, organizaciones y ciudadanía para reducir la vulnerabilidad. Como señala Javier Muñoz, presidente de la Coordinadora, erradicar el problema es difícil, pero todos podemos contribuir a mejorar la vida de quienes lo sufren.