La apuesta por los grupos locales, la solución para salvar la industria musical
Territorios Sonoros continua con sus actividades con una mesa redonda

Luis Costa, promotor y propietario de la sala ‘El Veintiuno’ de Huesca, Álvaro Fuentes, músico y fundador de la Oreja de Van Gogh, Jorge Gallart, miembro de The Moorland y organizador del festival FAT y como moderador, el escritor y sociólogo, Josep Espluga. / Cadena SER

Binéfar
En Binéfar se respira música. No hay casa en la que no suene un instrumento o alguien cantando. Quizás sea por su niebla matutina. Sea la razón que sea, Binéfar es música, y por ello no sorprende que SER Aragón Oriental organice, en la jornada cultural de Territorio Sonoro, una mesa redonda con la música como protagonista y se reúnan más de treinta personas en el salón de plenos del Ayuntamiento.
Lo cierto es que los protagonistas que componían la charla también merecían atención y expectación. Y esto mismo fue lo que recibieron. Luis Costa, promotor y propietario de la sala El Veintiuno de Huesca; Álvaro Fuentes, músico y fundador de La Oreja de Van Gogh; Jorge Gallart, miembro de The Moorland y organizador del festival FAT; y, como moderador, el escritor y sociólogo Josep Espluga. Todos ellos vinieron a hablar de “Música en el territorio, lejos de la gran ciudad”.
“Hasta que no llegó El Veintiuno, pasaban muchas cosas que no pasaban por Huesca”
“Tenía dos cartas, las aproveché al máximo con ingenio y logramos todo lo que tenemos”, así resume Luis Costa cómo surge lo que expertos han calificado como “una de las mejores salas de España”, la sala El Veintiuno de Huesca.El secreto de su éxito: “Venga el artista que venga, lo tratamos con el mismo cariño. Nadie es más que nadie”. Luis ha contado lo difícil que resultó despegar económicamente en los inicios: “La sala siempre estaba llena y, sin embargo, nunca teníamos dinero”. Fue tras la llamada de alcaldes de distintas localidades, que conocían cómo trabajaban en la sala, cuando comprendió que “el dinero está en los festivales y apostamos por ello”.
Aragón Sonoro, Brizna o El Metro Festival son algunos de los festivales de los que es promotor, y en todos ellos mantiene una norma inquebrantable: “Por muy conocidos que sean los artistas que vayan a venir, un gran porcentaje del cartel tiene que ser de grupos aragoneses”. Este es su sello de distinción y la clave de su éxito.
A pesar del éxito y del renombre de los artistas que llenan la sala oscense, Luis reclamaba la falta de apoyo institucional y lo ignorada que está la música en la provincia. “Nacimos de la nada. Hemos programado 2000 grupos en estos años; de todos ellos, unos 1800 artistas, no habían pasado nunca por Huesca hasta que llego El Veintiuno." y concluía, “así que, hasta que no llegó El Veintiuno, pasaban muchas cosas que no pasaban por Huesca”.
“La industria se ha profesionalizado”
Álvaro Fuentes y su grupo —chismes y debates aparte— han logrado lo que busca todo artista: perdurar a lo largo de los años, llenando estadios con familias enteras. ¿Por qué? “La música se creó para ser algo fugaz y efímero que se tenía que vivir en directo. No se podía grabar”, explicaba. “Nosotros hemos logrado escribir canciones con las que la gente se siente identificada. Conecta con nosotros en nuestros conciertos, y eso es para nosotros el arte: tener la capacidad de conmover a alguien, y no siempre como tú quieres hacerlo”.
En tan solo unas horas, La Oreja de Van Gogh logró vender más de 100.000 entradas para su gira 2026: quince ciudades a un precio que oscila entre los 45 € y los 290 €. Álvaro reflexionaba sobre el precio y los recintos diciendo: “Lo que pasa es que ahora la industria se ha profesionalizado”. Y lo explicaba así: “Antes tocabas en cualquier sitio y llegaba la concejala de festejos, al final del concierto, y te venía con un fajo de billetes para pagarte. Ahora eso no se puede permitir y se ha dado importancia a la infraestructura; se nos ha dado un valor como trabajadores y profesionales”.
“Ser músico emergente conlleva mucho trabajo”
Más modesto es el grupo The Moorland, de Jorge Gallart, quien lo describía así: “Hacemos una mezcla de rock, con un reflejo de la evolución que ha sufrido nuestra generación del rock con el funk. Lo hemos mezclado con electrónica y con las noticias cotidianas que escuchamos en el telediario”.
Sea como sea, The Moorland ha logrado ser el ganador del premio a Mejor Grupo en los 26.º Premios de la Música Aragonesa, lo que les ha permitido llevar su música a ciudades como Madrid o Barcelona. Pero, a pesar de ello, Jorge hablaba de lo dura que es la vida del artista emergente: “Siempre solemos tener otro trabajo. Volvemos de él, estamos con la familia y, cuando los niños se duermen, nos vamos a ensayar. Volvemos, dormimos y madrugamos para componer”.
Existe una solución para poder mantener la cultura musical del territorio y las salas de conciertos: que el público apoye comprando entradas para los grupos locales.

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