La Bal d’ Onsella no baja la guardia ante las macrogranjas

La Bal d’Onsella vuelve a alzar la voz ante la amenaza de las macrogranjas porcinas. Aunque los tres proyectos previstos en la zona, con explotaciones de más de 16.000 cabezas en total, permanecen paralizados por decisión judicial, la preocupación no cesa. La reciente solicitud de uno de los promotores para cambiar la concesión de agua de regadío a uso ganadero ha vuelto a encender todas las alarmas. La alcaldesa de Navardún, Leire Mendibe, explicaba que "se han paralizado porque están judicializados", pero el miedo persiste. Sobre todo por "el poder e influencia de los promotores. Hemos descubierto que han solicitado el cambio de la concesión de agua que tenían ya autorizada por parte de la CHE para regadío y ahora la quieren destinar a ganadería industrial, lo que nos indica que siguen ahí en la sombra pico pala".

Y alertaba de que el vertido de purines podría afectar a más de 700 hectáreas entre Sangüesa e Isuerre, incluyendo áreas próximas a viviendas, tomas de agua y zonas protegidas de la red Natura 2000. “No podemos permitir que se ponga en riesgo nuestro territorio y nuestra salud”, explicaba. "La situación es alarmante, han hablado con agricultores de la zona para que les cedan sus terrenos para el vertido de purines. Unos purines que arrasan con los campos, que se filtran en el subsuelo y contaminan nuestros acuíferos. También el río Onsella que llega hasta Sangüesa. En definitiva, vamos a estar rodeados de mierda", explicaba.

Mientras esperan la resolución judicial, el debate sobre el modelo de desarrollo rural vuelve a estar sobre la mesa y el próximo 6 de diciembre preparan una concentración conjunta entre municipios de Aragón y Navarra para ratificar su rechazo a estos proyectos de granjas.