Cambiar Huesca llama a la unidad de la izquierda para frenar el avance de la derecha
Recuerdan que en las elecciones municipales de 2023, la división provocó que se "perdiesen" 4.400 votos, sin lograr finalmente ningún concejal

Cambiar Huesca cree que deben unirse los partidos a la izquierda del PSOE para las elecciones autonómicas EFE/Javier Cebollada / Javier Cebollada (EFE)

Huesca
La asamblea de Cambiar Huesca ha remitido una carta a las principales formaciones políticas de la izquierda popular aragonesa, Izquierda Unida, Chunta Aragonesista, Podemos y Partido Verde, en la que, por unanimidad de sus bases, reclama la creación de una candidatura fuerte y unitaria. El objetivo, aseguran en un comunicado, es responder al momento político actual, marcado por “el embiste de la derecha contra los derechos y libertades de la mayoría social”.
En la misiva, la formación recuerda la “nefasta experiencia” de las elecciones municipales de 2023, cuando la división de las candidaturas de izquierda en Huesca diluyó un resultado que califican de extraordinario, dejando a todas las fuerzas fuera del consistorio y facilitando el triunfo de la coalición PP-Vox. “No se trata de un cálculo electoral, sino del interés superior de representar a la clase trabajadora y defender la democracia, el bienestar y el territorio frente a la ofensiva reaccionaria y el inmovilismo bipartidista”, subraya el texto.
Por ello, Cambiar Huesca insta a las fuerzas aragonesistas, republicanas, anticapitalistas, ecologistas, progresistas y municipalistas a trabajar juntas en la elaboración de un programa común y en la creación de espacios de confluencia “a todos los niveles”. La propuesta no se limita a las próximas elecciones, sino que busca conformar un espacio de transformación popular que permita “defender una vida digna y libre para todas las aragonesas”.
CARTA DE CAMBIAR HUESCA
A la atención de los y las compañeras de Izquierda Unida, Chunta Aragonesista, Podemos y Verdes
Las fuerzas de la izquierda popular, tradicionalmente privadas del apoyo del poder político, financiero, judicial, y mediático por su oposición a las oligarquías de la explotación y la opresión, han encontrado siempre su fortaleza en la unidad de las clases populares en torno a la defensa de los intereses comunes de democracia, libertad, igualdad, solidaridad, y soberanía. De esta unidad han surgido todas las herramientas de contrapoder de las masas trabajadoras, desde los sindicatos hasta las asambleas vecinales, y por supuesto los partidos de obediencia popular con los que las mayorías sociales han expresado sus anhelos de justicia y de progreso.
De la misma forma que esta unidad nos ha permitido conquistar victorias históricas, la división y el cainismo han frustrado las esperanzas de nuestra gente. En Huesca, tras una legislatura torpe e inmovilista del PSOE, las urnas se cerraron el pasado mayo de 2023 con uno de los mejores resultados de la izquierda transformadora desde 1977: 4400 votos, casi el 18% del voto emitido, muy por encima de Vox. Ellos entraron con tres concejales e hicieron a Lorena Orduna alcaldesa.
Ninguna de las cuatro candidaturas de izquierda obtuvo acta, quedando por primera vez sin representación en el ayuntamiento, y dejando a miles de vecinas sin voz ni alternativa. Nadie nos forzó a esta división. Nuestros programas eran concordantes, nuestras propuestas bebían de las mismas movilizaciones sociales, nuestra oposición a las políticas derechistas enarboladas por el alcalde saliente y por la entente reaccionaria eran compartidas.
Los días siguientes fueron de profunda vergüenza, escuchando cómo las personas que habían confiado en nosotros nos pedían explicaciones ante una derrota de la cuál éramos únicos responsables quienes habíamos preferido la comodidad de nuestras sedes al esfuerzo del diálogo. Nada podíamos contestar, pues no había explicación, pero sí una lección que no por tardíamente aprendida dejaba de ser irrefutable: pensar que nuestras bases van a premiar el puritanismo en momento de avance ultraderechista no es solo un error de cálculo que destroza nuestras aspiraciones electorales, es una traición a las gentes trabajadoras a quienes privamos de ser escuchadas en las instituciones públicas y cuyo futuro dejamos en manos de enemigos declarados de la democracia, de las libertades y de los derechos humanos, del trabajo digno y de los servicios públicos que sostienen la vida.
En febrero, Aragón elegirá su destino. Contra nuestra tierra y sus gentes se alza el proyecto de las oligarquías que hoy reside en el Pignatelli. Su receta ya la conocemos: las montañas, para Aramón; los valles, para Forestalia; el agua, para Amazon; las viviendas, para BlackRock; los hospitales, para Quirón; las políticas de igualdad y de memoria histórica, para Nolasco; la defensa de los intereses aragoneses, para lo que dicte y ordene Génova 13. La conocemos, las personas abajo firmantes y las arriba destinatarias, porque hemos estado batallando codo con codo contra el expolio de nuestros recursos, la degradación de nuestros servicios públicos y el recorte de nuestros derechos, acompañando al pueblo aragonés que se ha manifestado en Jaca y en el Maestrazgo, en Fuenferrada y en Ejea, en Benasque y en Teruel, en Zaragoza y en la Fueva.
Si hemos coincidido en las asociaciones vecinales, en los sindicatos de vivienda, en las asambleas feministas, en las movilizaciones contra la depredación del territorio o la defensa de la sanidad pública, ¿entendería la ciudadanía que quienes estamos llamados a elevar esas luchas al parlamento volviésemos a fallarles por nimias desavenencias y absurdos egos de siglas? El régimen del 78, en sus vertientes continuista y reaccionaria, tienen claras sus propuestas para nuestra tierra y nuestra gente.
Nosotros tenemos claro que Aragón merece más. Construyamos la unidad que nos demanda el pueblo trabajador y el deber histórico, y los aragoneses y aragonesas pondrán la decencia y la esperanza que se les ha tratado de arrebatar.
Fdo.: Asamblea de Cambiar Huesca




