Cartas al director: ¿Pero que paso en Artieda de Aragón esta semana?
Charo Giménez Lambán, Ebro Vivo ? Coagret.
En Artieda hubo sonidos de cacerolas como hace poco en las calles argentinas porque una expropiación de terronos urgente basada en una ley de 1954 para recrecer un gran embalse tiene mucho que ver con robar y marchar, con corralitos privados y nulos derechos ¡ ché ¡.
En Artieda hubo niños que jugaban a hacer magia para hacer desaparecer a ?los malos?, porque niños que hayan nacido y crezcan en este demagógico pirineo del día a día son seguro un guiño de ?as bruxas?.
En Artieda hubo ?urbanitas? y ?aragonesistas? que subieron un día de labor a acompañar a la gente que si que vive allí de continuo, a esa gente a la que otros ?urbanitas y aragonesistas de traje y pacto estable? nunca nombran si no es en un aniversario de comunidad de regantes con cámaras, lifara y con dietas igualmente estables.
En Artieda hubo dignidad hasta en las escoscadas pancartas, mala baba en esa banda sonora llena de caras y soles, de nodos y gaviotas, y resignada contención en las miradas y gestos, en los puños e intenciones, porque una provocación así, ¡ ché ¡, se contesta con querellas, contenciosos, denuncias y presencia de medios de comunicación. Ellos, los restituibles montañeses, los expropiables afectados por aguas embalsadas a granel y sin finalidad SI que creen en la NUEVA CULTURA DEL AGUA, e incluso en el estado de derecho y ahora SABEN DEFENDERSE.
En Artieda gritaban todos, porque los duros oídos de eternos y obsoletos funcionarios públicos se merecen chirriantes y ácidas disonancias y no ingenuas melodías de Disney.
En Artieda no lloraba nadie, porque las glarimas se muestran con los tuyos y no con los que se quieren quedar con lo tuyo.
En Artieda hubo mucho amor ? por sus raíces, su medio de vida y por su paisaje ¿ les parece poco?.
Yesa No.