El cariño desde Jaca "a una mujer tenaz que quería llegar a lo más alto"

Desde que se conocía que la Guardia Civil encontraba los restos mortales de Blanca Fernández Ochoa en el pico de La Peñota (Segovia) se han sucedido numerosas muestras de dolor, a las que también se une la provincia de Huesca. Todas las estaciones de esquí aragonesas han hecho públicas sus condolencias, y también, a título particular personas de Jaca que tuvieron una relación que trascendió a la profesional con la que ha sido la única mujer en conseguir una medalla olímpica para el deporte de nieve español. También la olímpica jacetana Ana Galindo le ha dedicado unas palabras a quien fuera su compañera en lo más alto de la élite del esquí internacional. 

Eduardo Roldán, uno de los nombres propios más destacados en el deporte blanco (ha sido director de la estación de Candanchú, decana del deporte blanco y referencia en competición, y presidente de la Federación Nacional de Esquí, miembro de la internacional, del Comité Olímpico Español y el Consejo Superior de Deportes) conoció muy bien a la familia Fernández Ochoa y a Blanca desde prácticamente su nacimiento, explicaba a Radio Jaca. Recordaba la "extraordinaria embajadora" que fue para el proyecto olímpico Jaca 98. "Fue muy entrañable. (...) se entregaba al proyecto, tenía una personalidad tan expansiva, extrovertida, simpática, que esa relación a desarrollar la cumplía perfectamente porque el alma se le iba por la boca y convencía a cualquiera que se le pusiera por delante. Tuvo unas actuaciones verdaderamente magistrales".  Roldán también recordaba los orígenes modestos de una familia que llegó a lo más alto, ayudando a romper ese tabú del esquí como deporte elitista. 

También la esquiadora olímpica jacetana Ana Galindo ha querido mostrar sus condolencias a través de las redes sociales. Escribía: "Conmovida por el triste desenlace. Desde niña siempre fue la gran referencia para mi . Fue un honor coincidir con ella. Ánimo y apoyo a sus hijos y famlia."

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Blanca Fernández Ochoa participó en competiciones en las estaciones del valle, y volvió a Jaca en numerosas ocasiones en viajes personales.

Asun de Andrés fue su entrenadora física cuando ella tenía 13 años en el valle de Arán, y fue una de las que Blanca se acordó tras conseguir la medalla de bronce en Albertville 1992, enviándole una fotografía dedicada. Recuerda los momentos duros por los que pasaban deportistas que todavía eran niños como Blanca, y que debían vivir alejados de su familia en condiciones muy duras de exigencia. "No le gustaba el frío", recuerda, "pero fue tenaz y eso lo pasó a un segundo plano. Lo aparcó y tenía su objetivo que era llegar a ser algo en el esquí". Lo consiguió.