El Club Mayencos vuelve del trekking del Manaslu
Finalmente no han podido ascender al pico Larke Peak (6.249 metros) por los numerosos contratiempos
La expedición del Club Mayencos que este año viajaba a Nepal acaba de regresar a España. Sus 13 miembros partían rumbo a tierras himaláyicas el pasado 9 de octubre y han regresado con uno de sus objetivos cumplidos, el del trekking del del Manaslu, la 8ª montaña más alta del planeta. La meta estrella que el Club se había puesto para celebrar su 50 aniversario tendrá que esperar. La cima del Larke Peak (6.249 metros) puso muchas dificultades. Riesgo de avalanchas, nevadas y circunstancias de salud impidieron la ascensión.
A partir de ahora Mayencos ya tiene la vista puesta en la próxima temporada invernal, pero previamente realizará su Asamblea ordinaria, su Gala de premiados 2018-19 y otras actividades como el tradicional mercado de segunda mando.
Crónica del Club Mayencos:
El recorrido del trekking se ha podido completar sin graves contratiempos. Los 13 componentes de Mayencos han tenido que sufrir largas caminatas que en la mayor parte del recorrido les ha llevado toda la jornada. Eso sí, el espectáculo que han podido contemplar diariamente ha sido en la mayoría de los casos sobrecogedor. El valle del Budhi Khola, en la región de Gorka, se mantiene casi inalterable al ser esta zona una de las últimas en abrirse al gran público montañero y expedicionario. Ello conlleva muchas veces la falta de servicios básicos, que se ven compensados casi siempre con la amabilidad de sus gentes. Grandes desniveles casi todas las jornadas, que en algunos casos han alcanzado los 2.000 metros positivos (nada mal para un trekking), siendo sus días más importantes el de la visita al campo base del Manaslu (4.870 metros) y el del paso del Larke-La (5.106 metros). Este último con el agravante de sufrir una copiosa nevada, la cual hizo trastocar los planes del equipo de ascensión, el cual tuvo que acompañar al resto de compañeros hasta una zona segura, casi 1.500 metros más abajo.
En cuanto a la ascensión propiamente dicha del pico de más de 6.000 metros, el Larke Peak, el cual se había marcado por parte del club como evento estrella de los cincuenta años de la sección de montaña, tuvo que dejarse para otra ocasión. Muchas y no sólo una, fueron las circunstancias que condujeron a esta situación. En primer lugar la mencionada nevada que obligó a bajar a todos los miembros de altura, excepto uno que se quedó en el campo base a 5.000 metros. Al día siguiente 3 de los restantes con uno de los sherpas de altura volvieron a remontar 1.500 metros de desnivel ( 2 de ellos ya habían decidido no intentar la ascensión), y se encontraron con una situación casi dramática: 2 porteadores de altura sufrían vómitos y expulsaban sangre por la garganta. Demasiado jóvenes tal vez, y demasiado frío debido a la inesperada nieve presentaban un aspecto preocupante. Por otro lado el sherpa principal, a la vista de las condiciones de la nevada auguraba un importante riesgo de avalanchas en la zona intermedia del pico. Además la zona primera de ascenso presentaba grietas descomunales que con la misma nieve reciente también hacían que el progreso por esa zona fuera demasiado arriesgado. La suma de factores resultó demasiado abultada y clara..........El riesgo era excesivo¡.
La decisión final y apresurada fue abandonar el intento a cima y poner a salvo lo antes posible a los porteadores. La montaña podía esperar, ahí seguirá siglos y siglos, y el afán de Mayencos no era de tragedia sino de celebración.
Con el ánimo marcado por una sensación de frustración, pero sólo pensando en bajar a los porteadores cuanto antes, los 2 sherpas, los cuatro montañeros y el resto del equipo de altura (cocinero y tres porteadores más), iniciaron un descenso apresurado por una bajada peligrosa para cargar con con todo el material y sobre todo con los porteadores enfermos, a los que hubo que llevar prácticamente en volandas.
Afortunadamente nadie sufrió ningún percance, y ya a 3.700 metros y gracias a los medicamentos proporcionados por el grupo de ascensión a los enfermos, éstos mejoraron notablemente sin, aparentemente, tener que pensar que sus vidas corrían más peligro.
El grupo se volvió a reunir y al día siguiente y todos iniciaron el descenso, que tras varias jornadas les llevaría a la capital de Nepal, pasando antes por la ciudad más significativa de la región de los Annapurnas, Pokhara, en la cual descansarían casi dos días de las aventuras y pequeñas frustraciones pasadas anteriormente.