"Es probable que recibamos ciberataques, más complicado que puedan causar daños irreparables"

En el marco del curso "Ciberseguridad en la Nube", el Parque Tecnológico Walqa acogía la conferencia del inspector y jefe del Grupo de Ciberataques de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional, Juan María Cabo.  Allí destacaba el importante desafío que supone en la actualidad la lucha contra este tipo de delitos que a raíz de la pandemia han tenido un importante incremento. 

Hacía referencia también al conflicto en Ucrania, situación que se está notando en esta materia, aunque con el país invadido como "principal objetivo". El inspector Cabo considera que cualquier país que se postule en contra de Rusia podrá sufrir ciberataques, pero cree que es más difícil que sean capaces de causar daños irrecuperables o que puedan llegar a una situación de colapso.

Uno de los principales indicadores del aumento de este tipo de delitos es el de correos electrónicos enviados por parte de la ciudadanía denunciando "actividades anómalas", cuando no delitos, a mediados de 2020 habían crecido un 450% con respecto al año 2019. Considera que el fraude informático podría representar en la actualidad cerca del 90% de los delitos tecnológicos, sin olvidar ataques más sofisticados de "malware, ransomware o troyanos bancarios" que también están creciendo.

Por todo ello ha sido necesario aumentar la formación, el personal y sobre todo los medios para poder luchar contra este tipo de delincuencia que en la mayoría de las ocasiones está fuera de las fronteras. De cara al usuario y a las empresas, la principal recomendación es la de la "concienciación" como primera línea de defensa y desconfiar de cualquier anomalía que se pueda detectar.

Sin querer señalar, destaca que en los países del este europeo hasta Rusia hay bastantes casos de ciberdelincuentes, también en la India, Reino Unido o Nigeria, países que tienen menos colaboración por parte de las autoridades para dar con los atacantes, pero “pueden estar en cualquier sitio” ya que solo es necesario contar con acceso a una conexión de internet.

Existía anteriormente un perfil de ciberdelincuente, aunque la situación ha cambiado, el que tiene el conocimiento técnico, el que desarrolla un programa malicioso, “pasa a la retaguardia” ya que no lo usa contra una víctima y se dedica a vender ese servicio y son los cibercriminales quienes lo utilizan.