Exitosa edición de un renovado Campamento de Rasal, adaptado a la pandemia
Se han organizado cuatro actividades diferentes en función de las edades y repartidas entre Monzón, Villanúa y Canfranc


Tras un año de parón, el Campamento de Rasal se reinventaba y lograba salir adelante con destacadas novedades que les permitían cumplir con todos los protocolos anti covid. Una propuesta de la Diócesis Barbastro-Monzón que se remonta 40 años atrás, desarrollándose habitualmente en el pueblo de Rasal durante las dos quincenas de julio. En esta ocasión, se dividía en 4 actividades, realizadas en tres escenarios diferentes: Monzón, Villanúa y Canfranc.
Durante una semana -programándose cuatro turnos-, chavales de entre seis y nueve años se reunían en el colegio Santa Ana de Monzón, con viajes de ida y vuelta en el día, donde realizaban juegos, cantos y oraciones, excursiones por la zona o visitas a la Catedral, entre otras actividades.


Por otro lado, medio centenar de personas participaban en el campamento de pernocta, que este año, se llevó a cabo en Villanúa durante nueve días. El campamento antes de la pandemia solía acoger a unas 90 personas, entre niños y monitores.
También se celebraba un encuentro de una semana en un albergue de Canfranc con los paralelos, los jóvenes que no tienen edad para ir a la acampada pero quieren seguir formando parte del grupo de Rasal, pasando a ser premonitores. A ellos se les ofrecían actividades más específicas, enfocadas a conocer qué supone ser monitor de este campamento.
Finalmente, se organizó una actividad de cuatro días en Villanúa para los 17 nuevos monitores que no pudieron tener su encuentro de paralelos, lo que les permitió reengancharse al grupo.




