La historia reciente de Jaca, en la primera comedia de la Escuela de teatro municipal
Es resultado del primer curso de la escuela municipal de teatro, que nace con intención de continuidad
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La Escuela municipal de teatro de Jaca retomó sus ensayos con el comienzo de este curso escolar. Tras 8 meses de ensayos, han pasado 20 alumnos de los que 12 se suben al escenario del Palacio de Congresos este viernes en dos sesiones (20 horas y 22 horas. Entrada libre con invitación.), con la obra “Y parece que fue ayer”, en la que Toño L´Hotellerie, actor profesional, profesor de la escuela y autor de la obra, ha querido “rescatar la historia reciente de Jaca”, hechos y anécdotas que “no están en los libros, pero sí en la memoria de todos los jaques”, y que no deben perderse, reivindica, con hechos tan asentados en el imaginario colectivo de Jaca como la llegada de la pista de hielo, el traslado del templete de la plaza Biscós de Jaca o los ojos de muchos jaqueses cuando conocieron, gracias al Festival Folklórico de los Pirineos, las danzas de países muy alejados de su cultura.
Toño L’Hotellerie ha trabajado todo el curso con los alumnos de la escuela a los que les ha exigido que pongan “todo el alma” a esta obra y que llegan a ella con toda la “ilusión”. El elenco que dará vida a esta historia de Jaca está formado por: Marta Labarta, Javier Alvarez, Pepe Mur, Erika Medrano, Sara Royo, Javier Cano, Bea López, Janet Valencia, Mery Abril, Cecilia Ramón, Isabel Luzón, Cristina Martínez.
Una Escuela “con visión de futuro”
Javier Acín, concejal de cultura e impulsor de esta Escuela municipal de teatro, habla de esta primera remesa como “el primer fruto de la Escuela” que, añade, no renuncia a seguir ampliando. “El objetivo no es hacer una representación e fin de curso, sino que estos alumnos participen en otras actividades sociales del municipio” a la vez que se educa al espectador de Jaca. Esta escuela en una apuesta personal que quiere aportar “emoción, algo de lo que estamos necesitados”, decía.
Teatro: “Y Parece que fue ayer…”
Escrita y dirigida por el actor y periodista Toño L´Hotellerie, y utilizando la fuerza dramatúrgica de la nostalgia, nos invita a hacer un recorrido por la ciudad de Jaca en dos décadas decisivas, la de los años sesenta y los setenta. Historia reciente y sociología se dan la mano para recorrer esos años que están marcados por el aperturismo, recorriendo comercios, costumbres y lugares que ya solo existen en nuestra memoria, así como el papel de la mujer, la política y los usos sociales; las nuevas tecnologías que llegaron de la mano de la primera televisión que se vio en Jaca, la lavadora o la popularización del teléfono en el ámbito domestico, que aunque ahora nos hace gracia, en aquel momento supuso una gran revolución.
El propio régimen abría la mano al fenómeno del turismo, mirando hacia otro lado, sabedor de que era una importante fuente de ingresos, y a Jaca llegaron los primeros turistas para admirar nuestras joyas del Románico, que para los lugareños hasta entonces habían sido solo “cuatro piedras viejas”, y permitiendo además que chicos y chicas estudiaran por fin juntos.
La gente se divertía en las verbenas y los casinos, era el apogeo de los cines, hasta cinco hubo en Jaca.
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Con la llegada de los Festivales, la calle Mayor de Jaca se convertía en “la calle Mayor del mundo”, según dijo la prensa, y los Jacetanos nos acostumbrábamos a ver frente al Hostal Oroel bailando al Ballet Imperial de Laos o la danza de la fertilidad del Congo, mientras los extranjeros con sus gorros mejicanos, una horca de ajos en el cuello y una botella de Ricard, daban buena cuenta de sus fiambreras en los bancos de piedra del paseo.
Se popularizo el esquí, y también nuestra ciudad tuvo por fin su pista de hielo.
Así, así es como Jaca, se embarcó para siempre en su futuro.