La Fundación del Oso Pardo cree posible cohabitar con esta especie en Aragón
El organismo apunta que en la Cordillera Cantábrica y en otros puntos del Pirineo se demuestra la posibilidad
La Fundación Oso Pardo se muestra contraria al rechazo de los ganaderos altoaragoneses a convivir con el oso: “La cohabitación entre ganadería extensiva y osos es perfectamente posible también en Aragón, como lo está siendo desde hace años, y cualquiera puede comprobarlo, en otras zonas de los Pirineos y en la Cordillera Cantábrica”.
Es lo que indican en un comunicado que pone de relevancia cifras como las ocho mil vacas que conviven en el municipio de Somiedo, en Asturias, que pastan en las mismas montañas en las que viven cerca de 40 osos pardos en un espacio de 28.000 hectáreas.
El oso está siendo “motor de desarrollo para nuevas actividades económicas y una marca de calidad para la venta de servicios y productos” en esa zona, según indican desde la Fundación del Oso Pardo. Por eso creen que “el caso de Goiat no puede ser utilizado para poner en riesgo la recuperación del oso pardo en los Pirineos”, según manifiesta Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo.
Admiten no obstante que todo apunta a que el oso Goiat, al que se atribuyen los ataques en el valle de Chistau, es “un oso con un comportamiento depredador inusual, y las administraciones están evaluando su retirada. Si las autoridades, que son las competentes, toman esa decisión, la Fundación del Oso Pardo la apoyará siempre que esté fundamentada y fracasen las medidas de aversión”, añade, “pero lo que hace falta, es que deje de escucharse continuamente que no es posible la convivencia, porque no ayuda a abordar la situación con la serenidad que requiere. Sí es perfectamente posible, solo que hay que poner en marcha las medidas adecuadas de prevención y compensación, que deben ser sufragadas en su totalidad por la administración”.
Al hilo de las críticas del sector ganadero por la falta de información sobre la localización de Goiat, cuya introducción en la comunidad autónoma vecina no tiene nada que ver con las autoridades francesas, sino que fue fruto de una de las acciones del proyecto PirosLife, coordinado por la Generalitat de Cataluña, apuntan que “en todo momento se han “conocido los movimientos del animal” a través de intercambios de información de las partes implicadas en el proyecto.
