La hostelería lamenta el descenso del Huesca, pero pide mantener la ilusión

El descenso del Huesca a Segunda División es un duro golpe para los oscenses pero también para un sector económico que se veía directamente beneficiado por el ambiente en la ciudad cada vez que jugaba el equipo y por los viajes de los aficionados de los equipos contrincantes. El presidente de la Asociación Provincial de Hostelería, Carmelo Bosque, reconoce que era una inyección de moral cada 15 días, algo que se intentará mantener en la nueva categoría.

El restaurador aseguraba que no hacía falta que vinieran los seguidores del Madrid o del Barcelona, y recordaba cuando llegaron a Huesca los aficionados del Alavés, que ayudaron a hacer cajas muy importantes en todos los establecimientos de hostelería. A ello se sumaban los almuerzos, vermús, comidas o cenas de los propios oscenses, que salían en los días de partido.

No hay que olvidar, no obstante, que los seguidores de los equipos de Segunda seguirán llegando cada dos semanas a Huesca. Bosque afirma que esa división es muy competitiva, lo que propiciará poder ver buenos partidos en la capital oscense con lo que continuará llegando mucha gente que podrá disfrutar de bares, cafeterías y restaurantes.

El responsable de hostelería quería destacar que la SD Huesca ha llevado adelante un proyecto muy importante, que hay que seguir consolidando, como el nuevo estadio o la Escuela de Fútbol, que se convierten en cimientos importantes para cuando el equipo vuelva a Primera, se puedan mantener más temporadas.